Shinzaburo Takeda nació el 13 de febrero de 1935 y creció entre campesinos que también eran artesanos alfareros, y en su juventud sintió deseos de aprender el arte. A partir de 1957 acudió a la Universidad Nacional de Bellas Artes, en Tokio, donde aprendió de dibujo, gráfica y pintura.

En 1963, Takeda llegó a México. “Lo cautivó el poderoso mensaje social de Siqueiros, aunque en su línea compositiva influyó más la visión mítica e indigenista de Diego Rivera. El joven japonés vio desarrollar el movimiento estudiantil hasta su trágica interrupción en 1968, con la matanza de Tlatelolco”, escribe Jorge Pech Casanova en el texto de sala de la exposición La belleza de lo cotidiano, del artista japonés que se presenta en el Museo de Arte de Querétaro (MAQRO).

“La década de 1970 fue, para Takeda, de aprendizaje espiritual. Establecido en el D. F., emprendió viajes al México profundo para conocer la identidad de los pueblos del sureste. Mientras los artistas mexicanos soñaban con Nueva York o París, el artista japonés se iniciaba en rituales chamánicos en Chiapas, Oaxaca y Guerrero; estudiaba las antiguas culturas originarias, su arte y arquitectura; los monumentos de los antiguos mayas, zapotecas, mixtecas y otras culturas lo fascinaron. Su aprendizaje artístico se convirtió en una arqueología del saber y en práctica incantatoria”, detalla.

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Para 1979, Takeda decidió establecerse en Oaxaca. “Quiso vivir en el istmo de Tehuantepec o en la costa, pero hubo de adaptarse a los Valles Centrales, donde se convirtió en profesor de arte, en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Desde entonces ha sido el maestro de numerosas generaciones de artistas, varios de los cuales han sobresalido en el medio nacional e internacional”.

La belleza de lo cotidiano reúne 32 obras pictóricas, gráficas, dibujísticas y mixtas, además de una escultura reciente. “Es el selecto muestrario de la extensa producción de un artista que cumple 90 años de vida, 70 de los cuales ha dedicado a la creación y la enseñanza de la pintura, el dibujo y la gráfica. Es una ocasión para celebrar, pues marca un gran hito en la trayectoria de un artista cuya discreción disimula su incomparable generosidad y sus numerosos logros creativos”.

Lejos de restringir sus esfuerzos ante esa tarea, Shinzaburo Takeda sigue ideando proyectos de formato mayor. En esta muestra puede verse un fragmento de los 40 que compondrán su mural Popol Vuh, cuya medida aproximada será de 57 metros cuadrados.

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La belleza de lo cotidiano permanecerá abierta al público hasta el 17 de agosto.

Además de la exposición en el MAQRO, en la visita del artista japonés también se realizó el conversatorio “La Plástica Oaxaqueña, Takeda y su legado” en el Auditorio Felipe de las Casas López Malagón de la Facultad de Artes (FA), como parte del homenaje por los 90 años de vida del artista japonés-mexicano.

En el evento se ofreció una visión profunda de la vida y obra del artista, “también se contó con una sesión de preguntas con los universitarios, donde se abordó la llegada de Takeda a Oaxaca, su proyecto como eje para la UABJO, su forma de hacer lenguaje, el espíritu que imprime a sus estudiantes, la noción de comunidad en Oaxaca y el impulso que dio al grabado en madera y la gráfica en la región”, destacó la misma Facultad de Artes de la UAQ.

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