La Ciudad de México es ese lugar en el que no sabes qué va a pasar hoy, porque puede pasar de todo. Por ejemplo, el martes tembló. Carlos Santos no se enteró porque iba en un vuelo a Mérida, desde el temblor del 2017 su vida se divide entre Mérida y el ‘Distrito Federal’. Sí, le sigue llamando D.F., aunque le gusta más decirle Chilangolandia, y así nombró a su película, una sátira sobre lo mágico y caótico de esa ciudad, una historia que permite reírse, burlarse o celebrar el ser chilango.

“Siempre me ha cautivado la Ciudad de México, inclusive no te das cuenta lo especial que es, lo caótica que es, hasta que te sales de ahí. A mí siempre me ha cautivado, me gusta este ingrediente mágico-caótico, es impredecible. Y de repente en un chispazo se me ocurrió hacer una película que se llamara Chilangolandia, me pareció un buen concepto y nos dimos a la tarea de hacer un guion que le hiciera justicia al nombre”, platica Carlos en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.

En Chilangolandia todo puede pasar
En Chilangolandia todo puede pasar

La película muestra un cruce de historias. Ramiro, el taxista, que está convencido de que su vida cambiará cuando su sobrino “El Chulo” se convierta en la próxima estrella de fútbol al probarse en las fuerzas básicas. Del otro lado de la ciudad, Carmen, una mujer que busca desesperadamente mejorar su situación económica, y parece que todo cambiará cuando su marido Miguel recibe por equivocación una maleta con 10 millones de pesos. El dueño de la maleta buscará recuperar su dinero mientras que Carmen y su marido deberán pagar sus deudas y gastarse el dinero antes de que los atrapen.

Luis Felipe Tovar, Silverio Palacios, Moisés Iván, Liliana Arriaga —alejada de su personaje de La Chupitos—, y Priscila Arias, influencer conocida como La Fatshionista —en su primera aparición en la pantalla grande—, son el elenco de “Chilangolandia”, película que se estrena el 16 de septiembre en la cartelera mexicana.

El chispazo para crear la película, ocurrió mientras Carlos viajaba en taxi rumbo a una junta, y en sus audífonos escuchaba a Molotov. Quería una película sobre la Ciudad de México y sus múltiples personajes, tenía como referencias a películas como “Los Olvidados” de Luis Buñuel, en la que el contexto es la ciudad, lo que él buscaba para su historia, es que la protagonista fuera la misma ciudad, con todos sus contrastes.

“El Distrito Federal siempre es una aventura, como referencia inmediata, el temblor de hace unos días. Nunca sabes qué va a pasar, si se va a inundar, si va a temblar, si habrá tráfico, un embotellamiento, pero también te puede brindar aspectos muy bonitos, sus atardeceres, su gastronomía, su gente, es una ciudad agridulce que a veces te ahorca y a veces te abraza. Culturalmente convivimos un sinfín de personalidades, está desde la gente que emigra a la Ciudad de México, los empresarios, los oficinistas, el comercio informal, taxistas, somos más de 22 millones que salimos a sobrevivir día a día, ese es el escenario más cinematográfico que me pude imaginar, la Ciudad de México es el perfecto protagonista de una película, es impredecible, tridimensional, ni muy bueno ni muy malo, un ser humano real”.

En Chilangolandia todo puede pasar
En Chilangolandia todo puede pasar

La película también es una oportunidad para reír, y revivir ese amor y odio que hay entre los queretanos y los chilangos radicados en esta ciudad.

“Hablando de Querétaro, creo al estar muy cerca de la Ciudad de México, existe esta relación amor y odio, habrá chilangos que viven en Querétaro y habrá queretanos que están cansados de los chilangos, eso parte de esta convivencia social. Y la película permite reírte de ti mismo o celebrarte como chilango, o si les tienes un poquito de coraje a los chilangos te vas a desahogar en la película, es una película que permite reírse, burlarse o celebrarse, ya depende de cada quien cómo lo interprete, pero es una película abierta para disfrutar de esta relación de amor y odio que tenemos con Chilangolandia y los chilangos”, agrega.

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