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Recordando su infancia, a su padre, el escenógrafo Alejandro Luna, por quien creció en el teatro, Diego Luna compartió una charla en el Hay Festival Querétaro, en donde dijo que el cine le debe mucho al teatro.
“El teatro es una de las cosas más hermosas que tiene el país, es un espacio de reflexión, es muy crítico, es inmediato y es una colaboración en donde el público participa.
Hoy el cine que hacemos vive la realidad que vive por el teatro, porque el teatro ha sido sin duda la fuente de inspiración, es el gimnasio donde se han ejercitado esos músculos.
El cine está lleno de gente que se forjó en el teatro y eso hace a nuestra cinematografía algo muy especial. El cine le debe mucho al teatro y pocas veces lo reconocemos”.
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Al crecer con un escenógrafo, el tema de conversación giraba sobre el teatro.
“De niño no aprendí a hablar con mi papá. Crecí en una casa en donde estaba con mi papá y nada más, mi madre fallece cuando yo estaba muy chiquito y me tocó forjarme como espectador, como ciudadano y persona con mi padre. Y es a través del teatro que empiezo a forjar una conversación con mi papá.
Para mí era alucinante lo que el teatro me abría, y entendí que el proceso creativo acompañaba mucha reflexión”, compartió Luna.
En dicho conversatorio que se realizó en el Hay Festival, el actor estuvo acompañado por Diego del Río.
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Ambos compartieron su aprecio por el teatro y el cine y las diferencias que encuentran en estas dos disciplinas.
“Mucha gente que no hace teatro dice que alguna vez deberían vivir la experiencia. Es una cosa viva”, refirió Del Río que es director de teatro y cine, autor, traductor y profesor de actuación. Por su película Todo el silencio ganó el premio Ariel 2024 a Mejor Ópera Prima.
El conversatorio terminó con ambos creativos compartiendo aquellos temas o situaciones que les preocupan del tema actual, y Diego Luna se centró en la falta de escucha.
“Nos cuesta escuchar y priorizar el entendimiento, cada vez vivimos más alejados y con menos interés de entender. Eso es cada vez más grave, porque parece que los conflictos son imposibles de resolver a primera vista. Si no nos escuchamos nos vamos a seguir alienando y vamos seguir radicalizando en posturas que no tienen la capacidad de encontrar un punto medio y eso es peligroso. Eso sí me quita el sueño”.