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En lo alto del histórico cerro de Sangremal, en el corazón de la ciudad de Querétaro, se encuentra uno de los recintos religiosos más emblemáticos del país: el Templo y Ex Convento de la Santa Cruz. Este lugar no sólo guarda siglos de historia y belleza arquitectónica, sino que también es hogar de una de las leyendas más asombrosas del turismo religioso en México: el árbol de las cruces, una especie única cuyas espinas tienen forma de cruz.
La leyenda del árbol milagroso
De acuerdo con la leyenda, fue en junio de 1697 cuando el misionero franciscano Fray Antonio Margil de Jesús, al regresar de una extensa misión evangelizadora por América, clavó su bastón en el huerto del convento. Con el paso del tiempo, de ese bastón brotó un árbol que sorprende hasta hoy por una característica única: sus espinas tienen forma de cruz y cada cruz, a su vez, presenta tres pequeñas espinas que evocan los clavos de la crucifixión.
Un símbolo de fe y evangelización
Cabe señalar que este extraordinario árbol, que no produce flores ni frutos y tiene hojas pequeñas, ha sido considerado por muchos como un milagro y es motivo de peregrinaciones y plegarias. La especie, según investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pertenece al género de las mimosas, una variedad de arbustos leñosos y trepadores, y pueden alcanzar más de 300 años de vida. Algunas de sus espinas han logrado crecer hasta 10 centímetros de largo y su forma cruciforme ha dado origen a incontables relatos de fe y devoción.
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El origen del templo y su legado misionero
El Templo y Ex Convento de la Santa Cruz fue fundado por Fray Antonio Lináez a mediados del siglo XVII, sobre el sitio donde, según la leyenda, en 1531 se apareció una cruz luminosa en el cielo durante una batalla entre indígenas chichimecas y las fuerzas españolas, encabezadas por Fernando de Tapia. Este evento se considera fundacional para la ciudad de Querétaro, y en memoria de ello se conserva en el interior del templo una cruz de piedra que representa aquel suceso milagroso.
El conjunto arquitectónico, también fue sede del primer Colegio de Propaganda FIDE en América, institución clave en la evangelización del norte del continente. Desde este lugar partieron figuras destacadas como Fray Junípero Serra, responsable de la fundación de 21 misiones que aún se conservan desde Querétaro hasta la Alta California.
Un lugar lleno de historia y leyendas
A lo largo de los siglos, el convento ha sido testigo de acontecimientos cruciales de la historia de México. Fue prisión del corregidor Miguel Domínguez durante el movimiento independentista y, más adelante, el emperador Maximiliano de Habsburgo utilizó el sitio como cuartel general antes de ser capturado. Incluso, se dice que su sombra aún deambula por el panteón del santuario a medianoche.
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Además de su relevancia histórica y espiritual, el templo es un tesoro arquitectónico que guarda retablos de cantera rosa en estilos barroco y neoclásico y cuya fachada sobria remata en un frontón triangular.
Un destino obligado para el turismo religioso
Ubicado en la intersección de las calles Independencia y Manuel Acuña, en el Barrio de la Santa Cruz, este recinto es hoy un punto esencial del turismo religioso en Querétaro. Visitantes de todo el mundo se acercan para contemplar el misterioso árbol de las cruces, recorrer el histórico convento y conocer las leyendas que dan vida a este lugar sagrado.
El Templo de la Santa Cruz es mucho más que un edificio; es un sitio donde la historia de México, la fe católica y la cultura se entrelazan.