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En el Museo Histórico de la Sierra Gorda, ubicado en el municipio de Jalpan de Serra, se inauguró la exposición La vida en el Picacho, una muestra en la que su autor, Francisco Echeverría, ofrece un registro que habla no sólo de un lugar, sino de una vida en su forma más natural.
Se trata de una colección del Centro Queretano de la Imagen en la que se ofrece una mirada profunda de la vida cotidiana en la comunidad de El Picacho, en la Sierra Gorda de Querétaro, en la que Echeverría utiliza el portrait, una disciplina que documenta al sujeto en su entorno.
El artista de la lente detiene la respiración y trata de encontrar un lugar donde no sea obvia su presencia, hace labor de fantasma para no obstruir en el intento de registrar la cotidianidad de Doña Antonia, personaje central de las obras que integran la exposición.
De acuerdo con César Holm, fotógrafo y docente del Aula del Centro, la fotografía, además de establecer un testimonio visual, posee el atributo de referir en silencio cualidades de la mirada.
Sobre la muestra de Echeverría señala que, si el retrato en sí mismo es una empresa compleja, por ser una batalla donde la distancia entre el observador y el observado se juegan territorios, y la cámara es el mediador entre ambos, en el “portrait” se hace uso de estrategias documentales para establecer sus objetivos en un trabajo de campo.
La vida en el Picacho puede visitarse hasta el 16 de mayo, de martes a domingo, de 12:00 a 19:00 horas.