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Cada 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha para reflexionar sobre el estado de nuestro planeta y el compromiso necesario para su protección.
En el corazón de la Sierra Gorda de Querétaro se encuentra un símbolo imponente de esa naturaleza que aún resiste: el Árbol Milenario de Concá, considerado el segundo árbol más grande de México.
Este ahuehuete, también conocido como árbol sabino, se alza como un testimonio vivo de más de mil años de historia natural, en una región que combina biodiversidad, paisajes inigualables y un invaluable patrimonio ecológico.

El sabino de Concá: un monumento natural
Ubicado en el municipio de Concá, este sabino alcanza un diámetro de aproximadamente 22 metros y se estima que tiene una edad cercana a los mil 200 años. Superado únicamente por el Árbol del Tule en Oaxaca, el ahuehuete de Concá no sólo destaca por su tamaño, sino por su entorno: se encuentra junto a manantiales que dan origen a pozas naturales de aguas cristalinas y serenas.
Este entorno ripario, hábitat típico de la vegetación que se encuentran a lo largo de los bordes de cuerpos de agua, permite al árbol desempeñar un papel clave en el ecosistema: filtra contaminantes, protege los márgenes del río, captura carbono, provee oxígeno y crea un microclima que favorece la biodiversidad. Además, bajo su sombra florecen otras especies vegetales y encuentra refugio una gran variedad de fauna silvestre.
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La Sierra Gorda: biodiversidad y ecoturismo responsable
La región que rodea al Árbol Milenario es una joya ecológica poco explorada. Entre los principales atractivos de la zona destacan el nacimiento del Río Ayutla y Las Adjuntas, un punto de encuentro entre dos cuerpos de agua de diferente temperatura, donde la mezcla visual de sus colores crea una experiencia inolvidable.
En esta zona, la práctica de senderismo, la observación de flora y fauna y la natación en pozas naturales son actividades comunes, siempre bajo la premisa del respeto y cuidado por el entorno. Cabe señalar que aunque en los alrededores del Árbol Milenario están llenos de pozas de agua, no está permitido nadar en las pozas cercanas al árbol. Lo anterior con el fin de conservar la integridad del ahuehuete.

Preservar el pasado, proteger el futuro
El ahuehuete de Concá no es sólo un gigante vegetal, es un recordatorio de la historia ecológica de México. Su longevidad es reflejo de un ecosistema que ha sobrevivido a cambios climáticos, fenómenos naturales y la expansión humana. Cuidar de este árbol y su entorno significa también cuidar del medio ambiente que beneficia a comunidades cercanas, con el suministro de agua limpia o la regulación térmica.
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Su acceso gratuito y su localización en un área pública hacen del Árbol Milenario un destino accesible para todo aquel que quiera reconectar con la naturaleza. Sin embargo, las autoridades y habitantes de la comunidad hacen un llamado a los visitantes para mantener el sitio limpio, evitar el uso de bloqueadores contaminantes y respetar la flora y fauna del lugar.
En este Día de la Tierra, visitar el Árbol Milenario de Concá se convierte en un acto simbólico y consciente: es reencontrarse con la historia viva de los bosques queretanos, pero también es comprometerse con su conservación. La Sierra Gorda no sólo es un destino turístico, es un refugio de biodiversidad que requiere cuidado y atención.