Los caminantes pasan a las afueras del Teatro Rosalío Solano, curiosos se detienen a ver qué ocurre con las luces que iluminan de adentro hacia fuera. Los bailarines salen a escena y, al paso de los minutos, la danza atrapa a los presentes. Hace tiempo que se acabaron los espectáculos presenciales. Hoy no hay cómodas butacas ni lugares preferenciales, tampoco boletos gratuitos. Los espectadores son menos y se arremolinan con su distancia a las puertas de vidrio del recinto.

La puesta en escena es Código Paralingüa de la compañía de danza contemporánea Ciudad Interior, creada por el coreógrafo Alejandro Chávez. El proyecto ofrece a los espectadores una nueva forma de comunicación. La danza, el arte más efímero que es por sí mismo un lenguaje, añade el lenguaje de señas mexicano, con ello lo hace más inclusivo y el discurso es más amplio para quienes lo miran, además de ofrecer una nueva mirada para los espectadores tradicionales.

Danza en medio de la pandemia
Danza en medio de la pandemia

Las puertas de vidrio del teatro se han convertido en una vitrina. La pieza se ha convertido en un escaparate, los bailarines en unos maniquíes que atrapan las miradas de los transeúntes, tal como ocurre en la avenida de las grandes tiendas de los Champs Elysées durante la época decembrina. La compañía interpreta en una corta temporada las piezas coreográficas Destierro, Ahogo, Claroscuro y Conexión, que son ejecutadas por Efrén Gorrostieta, Daniela Garza, Omar Eduardo Baas Pacheco y Regina Perea Kuri.

La obra Código Paralingüa, según se explica en sus redes sociales, es un “proceso experimental que emplea como herramienta base la Lengua de Señas Mexicana y su relación con la danza contemporánea. Este trabajo escénico, parte del concepto de la desfragmentación como una forma de recontruirse y resignificar las emociones humanas después de la ruptura.

Danza en medio de la pandemia
Danza en medio de la pandemia

Proyecto Código Paralingüa, promueve el intercambio de lenguajes entre bailarines y personas con discapacidad auditiva para acceder a un modo distinto de concebir las realidades y conceptos a través de los cuales nos relacionamos y reinventamos”.

El proyecto se presentó del 12 al 15 de agosto y las intervenciones dancísticas se realizaron atrás de una vitrina, atendiendo las medidas sanitarias indicadas por la federación para contrarrestar la propagación del Covid-19.

Danza en medio de la pandemia
Danza en medio de la pandemia

Las luces encantan a los espectadores, algunos de pie, otros sentados en la banqueta, curiosos en motocicletas y en automóviles disminuyen la velocidad para ver qué está ocurriendo. Cerca del final, una niña se desprende de su madre e intenta tocar a la bailarina que está tras el vidrio. La bailarina Regina Perea reacciona, se comunica con ella, la pequeña intenta forzar la puerta para ingresar, no lo logra, está cerrado. No muy lejos quedaron los días que al final de la obra podríamos esperar a los ejecutantes para brindarles un abrazo. La pandemia lo ha impedido pero quedan los aplausos.

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