En sus planes de 2020 había una serie de presentaciones de Cosmovisión otomí, libro en el que Eduardo Ruiz participa con la obra pictórica de los cuentos de pueblos otomíes... Pero todo se canceló por la contingencia que originó el Covid-19.

Ahora, el joven artista ocupa su tiempo en dar continuidad a una serie dedicada a las danzas que atraen la lluvia y la buena cosecha, como la Danza de las Pastoras de Amealco, y la Danza de los Xita, del Estado de México. Aunque también se da tiempo para crear ilustraciones, y en una de ellas el coronavirus es el protagonista.

Eduardo tiene su raíz familiar en el municipio de Amealco, y desde niño veía con admiración la Danza de las Pastoras, ahora se dedica a pintar a las mujeres que mantienen viva esta tradición, como doña Macedonia Blas.

“El libro de Cosmovisión fue el preámbulo para conocer la cultura otomí. A mí los listones del sombrero floreado y el bastón siempre me llamaron la atención, y poco a poco me he empezado a involucrar en los conceptos. Doña Macedonia me acompañó a una de las danzas y es muy interesante todo. Por ahora estoy trabajando en las piezas, quiero ir armando la exposición y, si tengo el recurso, sacar un pequeño libro”.

Para su nuevo proyecto pictórico contempla la creación de 20 obras, todas dedicadas a la danza de las lluvias, pero no sólo se encasillaría en la región queretana, Eduardo tiene planeado retratar a personajes y motivos de danzas de diversas regiones dedicadas a la buena cosecha.

“Estoy trabajando en esta serie pictórica, quiero que sean unos 20 cuadros, e involucrar todas las danzas de la petición de lluvia y la buena cosecha, no me había dado cuenta, pero ahora que fui a Temascalcingo vi que sus danzas tienen mucha relación, también es como una forma de petición para tener buena cosecha”, explica en entrevista a EL UNIVERSAL Querétaro.

La relación que existe entre varias danzas es la petición por las lluvias, la buena cosecha, bienestar para la comunidad y la familia.

“Hay mucho simbolismo, desde su sombrero, o los listones, el sombrero habla de las flores del campo, de la buena cosecha, los listones simbolizan la lluvia pero también hay quien dice que simbolizan el maíz, le dan un significado muy diferente, pero todo está relacionado a la milpa y a la buena cosecha, buena temporada de lluvias, al final todo va relacionado con eso, incluso también para que les fuera bien de manera personal, todos bailan con mucha devoción para pedir que les vaya bien en casa, es una danza para pedir abundancia”.

En Eduardo hay un interés por investigar y pintar sobre la cultura otomí, otro tema pendiente para el artista es conocer los detalles de los murales que adornan las capillas familiares que aún existen en Tolimán.

“Me gustaría explorar un poco del muralismo en las capillas otomies y capillas familiares, que siguen muy presente en regiones de Tolimán, para mí también sería muy interesante conocer el simbolismo dentro de estas capillas porque son parte de la historia de nuestra cultura”.

En medio de la cuarentena también se ha dado tiempo para la ilustración, y una de estas piezas está dedicada a los personajes que están luchando contra el coronavirus.

“Para la pieza retomé la forma del coronavirus, pero tienen como diferentes rostros, representando las dificultades que han tenido los servicios médicos en la lucha contra todo esto, porque creo que no nada más es la lucha contra el virus, sino contra todas las personas que a la mejor lo hacen más difícil tanto socialmente y políticamente, y obviamente económicamente. Y en primer plano pongo a una enfermera, a un médico y a un campesino, todos ellos representados por la muñeca. Utilicé la figura de una muñeca otomí, no como siempre la representan, así sentadita la muñeca, sola e inerte, me gusta hacer estas ilustraciones de la muñeca en movimiento y con un mensaje”, añade.

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