En el estado de Querétaro, la memoria histórica de Josefa Ortiz de Domínguez, conocida como La Corregidora, está profundamente arraigada no sólo en los libros de historia, sino también en el nombre de barrios, colonias, fraccionamientos, avenidas, espacios públicos y hasta un municipio.Su legado como figura clave en la lucha por la Independencia de México ha sido reconocido a lo largo de generaciones mediante la designación simbólica de espacios cotidianos que hoy forman parte del paisaje urbano y cultural de la entidad.
María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón fue una figura clave en el inicio del movimiento de Independencia de México. Nacida en 1768 en Valladolid, hoy Morelia, fue una mujer criolla de firmes convicciones que, desde Querétaro, participó activamente en las conspiraciones contra el dominio español. Utilizó su posición como esposa del corregidor Miguel Domínguez para organizar tertulias que sirvieron de fachada a reuniones insurgentes.
Su valentía fue decisiva al alertar a los “conspiradores” del inminente descubrimiento del plan, lo que permitió adelantar el inicio de la lucha armada. Fue encarcelada varias veces por sus ideales y, tras la independencia, se negó a aceptar reconocimientos o cargos que contradijeran sus principios. Murió en 1829, dejando un legado de resistencia, justicia y libertad.
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Uno de los homenajes más notables es el municipio de Corregidora, creado oficialmente en 1939. Su nombre está dedicado a la heroína de la Independencia, aunque cabe señalar que ella nunca ostentó el cargo de corregidora, sino que fue su esposo, Miguel, quien ejercía dicha función. No obstante, el título ha quedado inseparablemente ligado a su figura.
La cabecera municipal, conocida como Villa Corregidora, alberga espacios como el Jardín Principal de Corregidora y calles con nombres alusivos a Josefa Ortiz. Este municipio conurbado con la capital queretana ha crecido en torno a una identidad histórica que remite directamente a su legado.
Dentro del municipio, varias zonas habitacionales y colonias llevan explícitamente su nombre o variantes del mismo. Entre las más reconocibles se encuentran:
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Estos nombres, presentes en desarrollos urbanos recientes, muestran cómo su memoria ha sido integrada al crecimiento de la ciudad y al entorno cotidiano de sus habitantes.
Más allá del municipio que lleva su nombre, en la capital queretana también hay una fuerte presencia de espacios que rinden tributo a la Corregidora. Algunos de ellos son emblemáticos tanto a nivel urbano como cultural e histórico:
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La amplia variedad de espacios que llevan su nombre —desde fraccionamientos hasta instituciones culturales— muestra el impacto duradero que ha tenido Josefa Ortiz de Domínguez en la memoria colectiva de Querétaro. Más allá de los símbolos, estos nombres mantienen vigente la historia de una mujer que, a pesar de las limitaciones de su época, asumió un papel decisivo en la lucha por la libertad, desafiando las estructuras sociales, políticas y de género.
La presencia de su figura en la vida urbana es una forma de recordar que la historia no solo se conserva en archivos, sino que también se vive, se recorre y se habita día a día. En Querétaro, cada calle o colonia con su nombre es testimonio de un reconocimiento profundo y continuo a su valentía y compromiso con la justicia.
Querétaro no sólo honra a Josefa Ortiz de Domínguez con monumentos y placas conmemorativas, sino también con barrios, colonias, fraccionamientos, plazas y avenidas que llevan su nombre. Su memoria está inscrita en el territorio como parte esencial de la identidad cultural del estado.