“Un niño adorable, con gustos muy únicos”, así es como describe al pequeño Chema, su maestra, pero ella no es como cualquier profesora de aula escolar, Maricarmen Tenorio Guzmán es una maestra sombra (acompañante terapéutico), especialista en psicología educativa, egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

Desde hace dos años y medio, Maricarmen acompaña en su formación a Chema, un niño con autismo, en este tiempo han pasado por dos instituciones, y uno de los principales problemas que observa la especialista es la falta de capacitación de las escuelas para tratar a niños con autismo, incluso aquellas instituciones que ofrecen atención a la neurodivergencia.

Grandes retos han enfrentado en estos casi tres años; y Chema no es el único que goza de los aprendizajes, su maestra asegura con afecto: “Chema ha sido mi mejor maestro. Me ha retado, profesionalmente me ha impulsado a seguir buscando mi avance académico, bibliografía, métodos, teoría sobre cómo trabajar”.

El próximo domingo 7 de abril, a las 9:30 horas, en la Alameda Hidalgo de Querétaro, acceso Zaragoza, será la segunda Caminata para la concientización del autismo. La UAQ está invitando a participar en esta iniciativa y en su cartel promocional se aprecia una ilustración de Chema, junto a su hermana María del Mar, en medio de un planetas y estrellas, en lo alto un cohete, los favoritos del pequeño (al igual que las secadoras y microondas). En el afiche se lee la frase: “No vive en su mundo, vive en el nuestro”.

Con la caminata se busca visibilizar la existencia del autismo, porque en Querétaro hay casos de niños, jóvenes y adultos, con esta condición. Además de visibilizar que existe una condición llamada autismo, lo que buscan los familiares en esta marcha es dejar a un lado los prejuicios; y lo principal es que exista una verdadera inclusión, políticas públicas que garanticen un desarrollo social y educativo a los niños, jóvenes y adultos con autismos.

Una “cruda realidad”

Chema es hijo de la psicóloga clínica Marimar Carrillo y del pintor Abel Cervantes. A los tres años lo diagnosticaron con autismo. Hoy tiene ocho años de edad, y de la mano de su maestra Maricarmen está adentrándose al mundo de la lectoescritura y las matemáticas.

Actualmente trabajan en casa. “Un niño autista siempre será un reto para el sistema educativo”, dice la experta, pero el principal interés, tanto de sus padres como de los terapeutas, es que Chema se logre integrar a una escuela.

“Es lo que esperamos, que Chema se incorpore a otra escuela, porque lo que te brinda una escuela es muy rico, con toda la convivencia social, todo el trabajo que se hace con los niños. Pero los papás de Chema, su terapeuta Fernanda y yo nos topamos con la cruda realidad, porque la inclusión educativa, me atrevería a decir, es un mito, las escuelas se lavan las manos diciendo que no pueden atender a un niño como Chema.

Nos tiene muy felices que para ese momento el problema ya no era lo conductual, en todas las escuelas dicen: Chema es un niño muy lindo, muy adorable, pero no sabe leer y no podemos atender un caso como este, lo cual también eso es inclusión, cómo le vas a hacer como institución para que un niño rezagado pueda integrarse a tu plan educativo, y hemos estado luchando, tratando de ver cómo mediar esta situación, porque fueron varias escuelas que nos dijeron que no eran capaces de atender un caso como Chema, lo cual es derecho constitucional, no le pueden negar la educación a ningún niño”, afirma Maricarmen.

El ingreso de Chema a la escuela se dio luego de la pandemia, periodo en el que estuvo en casa, con su familia, sin conocer del proceso escolar ni la convivencia con otros niños.

Maricarmen ingresó junto Chema, como su maestra sombra, y ambos fueron discriminados. Maricarmen por ser una recién egresada en su primer trabajo, que llegó con propuestas y herramientas específicas para trabajar con su alumno, y Chema también fue señalado por lo que la institución calificó de “malos comportamientos”.

“Detrás de todas las conductas hay algo que quiere manifestar, hay que encontrar las maneras de comunicarse y encontrar las herramientas, mostrarle otras alternativas”, detalla la experta. Así fue como Chema pasó de ser un niño temido, a ser un niño que agradaba tanto a niños como a maestros. Por eso insiste la especialista en la necesidad de tener escuelas y maestros capacitados.

Maricarmen confiesa que cuando estaba en la carrera, dentro del plan de estudio tampoco había una línea dedicada al estudio del autismo, a la fecha no lo hay, incluso a nivel nacional e internacional el tema se trata poco, si hay material de estudio es del extranjero y en otros idiomas. Y ella ve en el autismo un área de oportunidad para los estudiantes y próximos profesionistas.

“Siempre me ha interesado, dentro de todas las poblaciones, el trabajo con el autismo, un trastorno muy diverso. En la carrera no hay nada especializado en autismo, no es algo que se nombra, es una población poco vista, no hay una carrera especializada en autismo, yo ahí veo un área de oportunidad para la carrera y la UAQ”.

El trabajo con Chema implica varias áreas, desde la activación física, aseo personal, y como al pequeño le gusta la cocina, desarrollan proyectos alrededor del tema.

“Puedo decir con orgullo y reconocimiento a sus padres, familia y terapeutas, que Chema está en un buen momento, sigue siendo un niño y le falta mucho que trabajar, le han faltado las cuestiones sociales que brinda una escuela y que le han negado a Chema. Ahora se le está abriendo el mundo de la lectoescritura, va a lograr aprender a leer, va muy bien, yo estoy segura que va a aprender y regularse en los temas académicos”, agrega Maricarmen, especialista en psicología educativa.

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