Hace 30 años comenzó a escribirse la historia de los Caifanes, una banda que en retrospectiva logró abrir brecha para otras agrupaciones de rock, que en esa época no recibían el apoyo de disqueras, las cuales eran de las pocas opciones existentes para comunicar su música.

Hoy, como headliners de grandes festivales, tal como el Tecate Bajío, a celebrarse mañana en el Autódromo de León, continúan haciendo ruido, intentando darle nuevos aires a sus ya consolidados éxitos, pero también imponiéndose retos como lanzar nuevos temas.

De las vivencias desde los inicios de su andar musical, la actitud ante la carrera y la casi imposibilidad de un reencuentro con Marcovich, habló Alfonso André, en entrevista con EL UNIVERSAL Queréraro.

¿Qué tienen preparado para el Tecate Bajío?

Para nosotros es la última fecha del año, ya que en diciembre solemos parar para estar con las familias, entonces es importante por ser la última de un año con mucho trabajo y giras. En este 2018 por fin entramos nuevamente al estudio y grabamos un nuevo track. Estamos muy contentos de iniciar 2019 grabando más canciones y seguir tocando, la verdad es que la gente nos ha regalado una carrera increíble y cada concierto que tenemos es una bendición, entonces, como siempre, vamos a entregar el corazón.

¿Cuál será el setlist?

Obviamente no pueden faltar los temas más conocidos de la banda como “La célula que explota” y “Nubes”, aunque en realidad la lista de temas no está preparada, ya que por lo general, lo hacemos casi el mismo día y nos dejamos llevar por lo que deseamos en ese momento, y lo que tocamos la vez anterior en determinada ciudad, siempre buscamos hacer algo diferente que la gente no ha escuchado.

En este festival son headliners, pero en retrospectiva, ¿alguna vez imaginaron ser considerados como referentes del rock?

No, para nada, éramos una banda más, peleando por darnos a conocer y de hecho en muchas ocasiones nos tocó ser teloneros; de nuestros primeros conciertos importantes fue abrirle al músico argentino Miguel Mateos, que venía con su banda Zas y a Neón, porque iban ellos y luego nosotros. En otra ocasión nos tocó abrirle a Rod Stewart en Guadalajara, pero lo importante siempre ha sido compartir y dar a conocer nuestro material en cualquier escenario; en nuestro momento nos tocó picar piedra y nunca imaginamos que fuéramos a durar tanto, o que después de 30 años hubiera gente interesada en nuestro trabajo.

Actualmente ¿cuáles serían los retos que vive la banda?

Crear algo nuevo, el último disco que se grabó de Caifanes fue en los años 90, por ahí de 1994 y ni siquiera estábamos los cuatro de ahora –que somos los originales de la banda–, en ese último disco sólo estábamos yo, Saúl y Alejandro Marcovich, entonces hace muchísimo tiempo que no nos metíamos a grabar algo inédito; ya grabamos la primera canción y esperamos hacer más, ya se dio este primer paso. Es difícil hacer que suene a Caifanes, sin que suene a viejo, o que se escuche actual sin que deje de sonar a Caifanes, entonces andamos en esa búsqueda y nos gusta mucho el track que grabamos, esperemos que muy pronto vea la luz.

A diferencia de sus inicios, ahora quizá cualquier disquera quisiera lanzar este tema, pero ¿cómo lo van a difundir?

Justamente por la forma en la que ha cambiado la industria de la música en el mundo, en este momento no hay reglas claras del juego, estamos un poco perdidos; la canción “Heridos” está lista para ser lanzada, pero estamos buscando cuál sería la mejor manera para que más gente pueda escucharla, no sabemos si ir con disquera o regalarla a través de las redes, estamos analizando.

A propósito de esta nueva era de distribución por Internet, en la que no es indispensable el apoyo de una disquera, ¿cómo percibes el mundo de la música?

Es algo democrático, por definirlo de alguna forma, anteriormente las disqueras servían como una especie de filtro y quizá algunos proyectos o personas no tenían la calidad o sustancia suficiente, y no llegaban a ser grabados; actualmente cualquiera puede hacer un disco en su casa con una lap top y un par de buenos micros y amplificadores; se pueden hacer cosas muy profesionales con poca inversión, entonces por eso quizá hay una sobre oferta de producto que tal vez suenan bien, pero que no tienen realmente sustancia y también suelen surgir muchas copias, porque algo empieza a funcionar y salen muchos clones detrás. Es complicado como escucha o amante de la música, encontrar esas joyas —que siempre las hay—, pero que pueden perderse; todo tiene su lado bueno y malo, me parece positivo que sea más democrático, pero a la vez creo que esos filtros cumplían una función.

¿Su público es nuevo o sería el cautivo de siempre?

Somos muy afortunados, tenemos un público súper fiel que nos ha seguido en las buenas y en las malas, incluso cuando el grupo se transformó en Jaguares durante muchos años, la gente nos siguió esperando y al regresar Caifanes, fue como si nunca nos hubiéramos ido. Además mucha gente joven se ha sumado, nos toca ver en los conciertos a chavos que quizá no conocieron a los Caifanes que salimos a defender esos discos que grabamos hace muchos años, sino que fue a través de las grabaciones e incluso de los padres, tíos o hermanos mayores; poco a poco se fueron enamorando de lo que hacemos y eso es lo más importante, nos da gusto que lo que hicimos hace tantos años sigue siendo vigente y es como algo fresco para las nuevas generaciones.

A propósito del cambio de los tiempos, Tecate Bajío es un concepto que hace años sólo se hubiera celebrado en ciudades grandes como Ciudad de México, ¿cómo viven esta evolución?

Es un placer, me encantan los festivales y encontrarme con muchos amigos del rock que no había tenido oportunidad de ver y enterarme de qué están haciendo. Además, para la gente también es algo muy atractivo, porque pagas un solo boleto y puedes ver a muchas bandas a un precio bastante accesible, es la manera en la que se está promocionando la música hoy en día, porque cada vez hay más festivales en toda la República.

Muchos llegan a ver sólo a las bandas que les gustan, pero les recomiendo que no hagan eso y se den la oportunidad de conocer nuevos sonidos y así, darle espacio a las bandas emergentes de crecer, porque los headliners en todos los festivales son los mismos desde hace 10 o 20 años, y es una pena porque hay bandas muy talentosas a las que no les estamos dando la oportunidad de ocupar esos lugares, entonces les aconsejo apoyar la escena local de cada una de las ciudades.

Con respecto a este fenómeno de ver a los mismos headliners, ¿cuál podría ser la razón?

Creo que es eso, falta de apoyo por parte del público y de los promotores, ya que quizá les conviene colocar a una banda conocida que saben que jala gente, a arriesgarse a poner una banda que no están muy seguros si va a funcionar o no, pero en realidad el impacto más grande es de la gente, que tiene que apoyar la escena local, porque si los promotores ven que empiezan a sonar y el público los pide en redes sociales, los van a querer en los festivales, entonces, como público, hay que apoyarlos para que puedan crecer y llegar a ser los que cierren los conciertos; lo más importante es la gente, porque los promotores responden a lo que piden. Otra forma de apoyar es ir a los clubes para ver a los nuevos valores que están tratando de encontrar un lugar.

A diferencia de sus inicios, ¿cómo viven su carrera ahora?

Ha cambiado muchísimo, ahora hay toda una industria de rock en México, aunque sigue siendo música no tan popular en el país, cuando empezamos tocábamos en los garages de nuestros amigos, de manera improvisada; realmente la escena era underground en lugares clandestinos, también tocábamos en foros culturales o la calle cuando se podía, había un programa del gobierno que se llamaba “Operación Callejera”, donde llevaban espectáculos a zonas marginales de la ciudad y de repente llegábamos a colonias populares con un camioncito de redilas y un par de bocinas, en aquél entonces las bandas lo hacían por amor a la camiseta porque realmente no había posibilidades de imaginar vivir de hacer música, a menos que fueras músico de algún artista comercial, que era lo que sucedía con compañeros talentosos que tenían que irse a trabajar para alguien, en vez de luchar por su propia propuesta, pero creo que aún hay mucho por hacer y crecer como escena, en cada ciudad.

En sus inicios llegaron a presentarse en cualquier formato de programa de televisión, incluso hay videos en Youtube donde aparecieron en Pácatelas, pero ahora muchas bandas de rock se niegan a hacerlo, ¿cómo fue para ustedes esta experiencia?

Para nosotros cualquier trinchera, foro o punto de exposición era bueno y válido para dar a conocer nuestro trabajo, no nos cerramos ninguna puerta, y siempre ha habido bandas que se dicen demasiado puristas como para asistir al programa de Raúl Velasco o Verónica Castro, para nosotros podernos presentar en cualquier espacio siempre y cuando se nos respetara, era bueno, por eso abrimos muchas puertas y espacios. Fuimos de las primeras bandas en tocar en programas matutinos como Hoy, también en el Metropólitan cuando era un cine medio abandonado, ahí presentamos nuestro disco “El nervio del volcán”, tocamos por primera vez como banda en el Auditorio Nacional, El Palacio de los Deportes, abrimos muchas puertas.

Luego de tantos años con sus canciones, ¿cómo hacen para no aburrirse de cantarlas?

Arriba del escenario somos muy juguetones, siempre estamos tirándonos busca pies, hay mucha comunicación en escena y obviamente la canción siempre es la misma, pero hay pequeñas sutilezas que nos damos chance, como meter un pequeño arreglo o cambiar un poco e improvisar en la medida de lo posible, sin que la canción pierda su personalidad, eso nos mantiene entretenidos y divertidos. Hemos tocado “La célula que explota” miles de veces, sin embargo, cada vez le encontramos un sabor diferente, me gusta la traducción del inglés de “play music” porque es precisamente como jugar un poco.

¿Existe la probabilidad de volver a hacer una colaboración con Marcovich?

La verdad no creo que se dé, bueno, eso decíamos hace unos años y justamente cuando regresó Caifanes en 2011 nos volvimos a juntar con él, pero cada vez que lo hemos hecho, queda claro que no debimos (risas), entonces no creo que suceda más, aunque es una pena porque la verdad es una gran músico y admiro mucho lo que hace, pero sí es difícil la convivencia y cada cabeza es un mundo, y desgraciadamente hay cosas que no son compatibles.

arq

Google News

TEMAS RELACIONADOS