En San Francisquito, uno de los barrios más antiguos de Querétaro, los arquitectos Ximena y Jesús Ocampo descubrieron un espacio que originalmente era una cancha de squash, luego un salón de fiestas; el inmueble, que en su último piso tiene una hermosa vista al emblemático acueducto, estaba abandonado y, desde hace tres años, comenzaron a trabajar en la rehabilitación de cada área, hoy está listo para abrir sus puertas como un centro cultural dedicado a temas de arte, arquitectura y ciudad, para lograrlo están pidiendo apoyo a través de una campaña de donación.

Bema es el nombre de este proyecto cultural sin fines de lucro, que opera por medio de la Fundación Multitud. En la página: donadora.mx se puede consultar a detalle el origen y propósitos del mismo, hasta el momento llevan recaudado el 12%, la meta es reunir 120 mil pesos y quedan poco más de 40 días para donar.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Triana Zepeda, directora de Bema, comenta que con lo recaudado buscan iniciar las actividades del centro cultural y abrir el espacio a todo público.

“El inmueble es un lugar grande y nuestro objetivo es abrir el espacio para que personas de la ciudad y del barrio puedan entrar y usar las instalaciones; con el apoyo también vamos a iniciar el programa de residencias para artistas y profesionistas, organizar eventos como conversatorios, talleres, proyectar películas y ser sede de programas o eventos grandes de la ciudad”, detalla la arquitecta Triana.

Una plataforma en la ciudad. Ximena y Jesús son los fundadores de Bema, junto con Francisco Paillie. Originalmente, buscaban un lugar donde establecer su oficina de arquitectura y se toparon con este gran inmueble en San Francisquito, que por sus dimensiones y características, es imposible imaginar su creación en este antiquísimo barrio, uno de los primeros de la ciudad de Querétaro que aún conserva tradiciones ancestrales, como la danza de los concheros.

Para nombrar el proyecto tomaron la palabra griega bema, que hace referencia a una tribuna o una plataforma.

“La bema era esa plataforma en donde se subían los oradores a que los escucharan, y desde un principio llegamos a la idea de generar una plataforma donde pudiéramos trabajar desde la arquitectura, el urbanismo y otras disciplinas, generar un entorno no sólo de arquitectos y artistas, sino algo multidisciplinario, que genere una plataforma de diálogo en donde exista la interacción sobre temas de ciudad, tener performance, proyección, talleres, exposiciones. La idea del espacio es que sea neutro, independiente y abierto a todo público”, explica Jesús.

Este grupo de arquitectos definen a la ciudad como un organismo vivo, en donde sus habitantes nacen, crecen, transitan, crean y remodelan sus áreas según sus necesidades, pero poco se habla de las necesidades de ella, la ciudad, y hay muy pocos espacios dedicados a reflexionar sobre su futuro.

“Faltan espacios para conversar, para tener talleres y generar espacios colaborativos, esa fue la intención desde siempre, tener un espacio abierto, que pudiera venir gente, para hablar sobre la ciudad, siempre pensamos eso, que en Querétaro no existen esos espacios o los que existen son muy institucionales”, agrega Ximena.

Algunas de las actividades que ya han realizado son talleres con niños de San Francisquito, para conocer qué ideas tienen del espacio donde habitan y de su ciudad. También tuvieron como residente a la artista Tessa Zettel, quien dibujó fachadas y casas de los vecinos del barrio.

Entre sus eventos más próximos, el 19 y 20 de agosto, justo al terminar la campaña de donación, tendrán la proyección de documentales como parte del Festival Doqumenta. Y hay más ideas a futuro, lo que falta es el dinero para hacerlas realidad.

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