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¿Qué puede hacer una mujer para salvarse a sí misma, sin descuidar su rol de madre, el trabajo y el estudio? Todo eso sin fumar ni beber. En su más reciente libro, María Yolanda García ofrece una propuesta: Aprender ballet.
Ballet para señoras, de García, es la obra ganadora del primer lugar en la categoría de Ensayo del Premio Dolores Castro 2024, distinción que otorga el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura.
En una edición nueva, Ballet para señoras se publicó con el sello Paraíso Perdido y tuvo su primera presentación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025. Pronto estará en librerías de Querétaro y tendrá su presentación oficial en la ciudad.
FOTO. ROCÍO G. BENÍTEZ
En la contraportada del libro, se lee a Brenda Ríos definir a Ballet para señoras como: “Frenético, lúcido, autocrítico. Un ensayo inteligente que va desde la confesión a la introspección. Este libro abre y se abre así mismo en las heridas expuestas. La autora quiere hallar un cuerpo que sea sólo suyo, bebe y danza como si el mundo fuera a acabarse pronto y lo hará”.
María Yolanda García es docente y le gusta bailar. La escritora es originaria de Querétaro, es doctora en Filosofía por la Universidad de Guanajuato, así que Ballet para señoras habla también de los túneles y montañas de aquella ciudad, y de los cambios entre un territorio y otro.
Uniendo recuerdos de la maternidad, las labores del hogar, el trabajo y el enfrentamiento constante ante el deseo de beber una cerveza más escribió Ballet para señoras, un libro-espejo en el que se podrán apreciar muchas mujeres, aunque no beban ni fumen (ni tengan hijos), porque la autora habla con verdad, como quien habla con el corazón en la mano.
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“De niña siempre quise aprender a bailar ballet. Un día fui con mi mamá a ver las clases. Recuerdo el piso de madera, el orden del espacio vacío lleno de cuerpos entrenados, de mujeres y niñas con aire celestial. No podíamos pagarlas, nunca regresé. Hasta ahora”, se lee en el libro.
El ahora es ese tiempo en donde la autora tiene que cuidar a su niño, cumplir con las metas como asistente de telemarketing y echar otra carga de ropa a la lavadora. Y, por si fuera poco, dejar el cigarro y la bebida.
“Para salvarme de mí, entreno cinco veces a la semana en una Academia de Ballet”, confiesa en las primeras páginas.
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Aunque el baile la mantiene en equilibrio, la experiencia que vive en las clases de ballet no son todo color rosa, como sí lo son sus medias, que seguro anheló tener desde niña.
La mirada de extrañeza con que la observan sus compañeritas de clase; la exigencia que impone la disciplina del ballet, mantener la postura y el equilibrio, son parte del libro y de la vida misma. La misión es esa: mantener el equilibrio, conservar la postura, pese a todo.
“La maestra directora nos pide colocarnos en el piso, contra la pared, con las piernas abiertas, así lograremos rotar más la segunda posición. Ya estoy toda rota por dentro, pienso. Cuando no se baila desde pequeña, es muy duro ablandar el cuerpo”.
FOTO. ROCÍO G. BENÍTEZ
El lector o lectora, en este viaje al universo de ballet para señoras, se vuelve un espectador intrigado por la trama que le ha impuesto la vida. La narrativa de la autora conmueve, atrapa y provoca un deseo de entrar a la historia y abrazarla en momentos tan complejos, como el que enfrenta cuando tiene que mudarse. Hasta dan ganas de gritar que se calle, a esa maestra de la nueva academia de ballet, una malvada que insulta a las alumnas, como es la costumbre de la vieja escuela.
Además del baile, la autora ha encontrado en la escritura otra ruta de salvación. Su género elegido es el ensayo. Ballet para señoras, más que encasillarlo en un texto autobiográfico, lo acomoda en el ensayo de no ficción. El ensayo, explica, permite “ser cambiante, juguetón y desobediente”.
Ha publicado Las locas de la casa (Letra Capital, Querétaro 2025). También, en ensayo, García fue seleccionada en el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Querétaro 2025, categoría Creadores con Trayectoria, con Cantera rosa, ensayos sobre la diáspora, donde la autora piensa la frontera desde Querétaro.
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