Con la confianza que da la experiencia y la repetición cotidiana de la misma tarea, un día de diciembre de 2004, Doroteo González Enríquez iniciaba, tranquilo, sus labores de limpieza en la empresa harinera para la que trabajaba. Como muchas veces lo había hecho, bajó al sótano, pero en esa ocasión resbaló y su brazo se incrustó en la flecha giratoria de una de las máquinas, enredándolo. Al intentar safarse, usó la otra mano, pero se atoró más y la polea también dañó su otro brazo, por lo que sufrió la amputación de ambos miembros, relató el mismo Doroteo poco más de 10 años después de aquellos sucesos, cuando, en junio pasado, dio una demostración a Tech-Bit de la precisión de sus brazos biónicos, escribiendo su nombre en un trozo de papel.

Don Doroteo contó que después del accidente tuvo una prótesis de gancho con funciones limitadas que le servía para muy poco. Sin embargo, tres años más tarde fue una de las primeras personas en utilizar las prótesis biónicas que en aquel entonces desarrollaba, a nivel de prototipo, el ingeniero mexicano Luis Armando Bravo Castillo, quien, después de egresar del Politécnico, fundó de la empresa Probionics.

Doroteo González narró: “esto ha mejorado mi vida, porque es difícil vivir así, con una amputación. No es fácil soportar muchas cosas pero, con la prótesis ya me ayudo y me apoyo y ya no necesito tanto de mi familia. Me ha ayudado a hacer labores muy diferentes como sacar un bote de basura, cargar un garrafón de agua, agarrar una pluma y escribir, ¡y hasta para comer y otras cosas básicas!”. Para él la rehabilitación fue muy rápida, ya que solo le tomó una hora aprender los patrones de contracción muscular para controlar la prótesis y lo demás fue práctica. “Ahora controlo mi prótesis como con la mente”, dijo.

Una historia similar vivió Enrique González Rodríguez, quien recibió una descarga eléctrica cuando trabajaba. También perdió los dos brazos, lo que lo hizo candidato para recibir, este 2015, el primer módulo de hombro-brazo-mano creado por Probionics. “Me siento emocionado al ver cómo está funcionando [la prótesis]”, compartió. Él asiste a terapias de rehabilitación y es optimista, pues espera recuperar el 80% de la movilidad que tenía antes del accidente.

Como ellos, las personas que sufrieron la pérdida de algún miembro pueden encontrar en las prótesis de última generación un aliado para volver a comenzar con sus actividades habituales y así mejorar su calidad de vida.

Al respecto, Bravo Castillo, de Probionics, una de las primeras empresas mexicanas dedicadas al diseño e implementación de prótesis biónicas, señaló que en comparación con las extensiones artificiales alemanas, cuyo precio asciende los 2 millones de pesos, ellos proponen una tecnología propia (que ya cuenta con patentes), pero a un precio 10 veces menor. Puedes encontrar más información en probionics.com.mx.

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