POR FRANCISCO GONZÁLEZ DE COSSÍO*

En nuestra entrega anterior hablamos del género musical conocido como la Sinfonía. En esta ocasión nos referiremos a un género que se ha colocado entre los más bellos y expresivos de la música culta occidental: el Cuarteto de Cuerdas.

¿Qué se entiende por Cuarteto de Cuerdas? Se define como un conjunto de cuatro instrumentos de cuerda, generalmente dos violines, una viola y un chelo, en el que ninguno de ellos predomina y todos tienen una importancia igual. Goethe decía que el cuarteto de cuerdas es “una conversación entre cuatro personas inteligentes”, afirmación que describe claramente la naturaleza de este género en el inicio del Siglo XIX, justo entre los últimos cuartetos de Haydn y los primeros de Beethoven. La estructura del cuarteto en su forma tradicional es de 4 movimientos: el 1º. en forma de sonata, Allegro; el 2º. un lento; el 3º. en forma de minueto y trío; y el 4º. como sonata y rondó. Por supuesto hay variaciones a esta estructura y hay quintetos de piano y cuatro instrumentos de cuerda, de clarinete y cuatro cuerdas, así como tríos de un solo violín, viola y chelo, todos ellos formando parte de un conjunto más amplio: la música de cámara.

El cuarteto de cuerdas alcanzó su prominencia con la obra de Joseph Haydn. El anecdotario dice que Haydn “descubrió” por accidente esta forma musical cuando de joven trabajaba con el Barón Carl von Joseph Edler von Fürnberg, alrededor de 1755, en su palacio en Weinzierl, cerca de Viena. El Barón quería escuchar música y solo había disponible dos violinistas, un violista y un chelista, así que Haydn se puso a trabajar y produjo varios cuartetos. Solamente Haydn escribió 68 cuartetos; Mozart compuso 24 y Beethoven 16, siendo sus tres series de cuartetos de cuerdas, los “tempranos” (1-6 Op.18), los “intermedios” (7-9 Op.59 “Rasumovsky” y Op. 74 “arpa”), y los “tardíos”, su obra cumbre en este género. Mozart admiraba tanto a Haydn que le dedicó una serie de cuartetos que denominó “Cuartetos Haydn” (1782–1785).

Los tres “Reyes Magos” del cuarteto de cuerdas son, en orden cronológico: Haydn, Mozart y Beethoven. Como decíamos, a Haydn se le atribuye la invención del género; Mozart lo desarrolló y Beethoven culminó este bello género y, a partir de él, y a pesar de los esfuerzos de Schubert y Mendelssohn, el cuarteto de cuerdas empezó a declinar en el curso del S. XIX, o al menos así lo afirman algunos especialistas. El que escribe está parcialmente de acuerdo con esta afirmación pues si bien la “época de oro” de este genero la marcan los tres clásicos antes mencionados, hay algunos compositores del S. XIX que crearon obras maravillosas en este género. Tal es el caso, por ejemplo, del bellísimo cuarteto No. 2 de Borodin, del cuarteto No. 12 “Americano” de Dvorák y el No. 1 de Tchaikovski.

Así como en otras columnas, aquí nos hemos atrevido a señalar los mejores conciertos o las mas extraordinarias sinfonías, siempre con la reserva de que se trata de una apreciación subjetiva, siendo su opinión, estimado lector, la mejor, nos permitiremos ahora también recomendar algunos cuartetos de cuerda que por su belleza y valor musical merecen ser escuchados, degustados y coleccionados; veamos: el cuarteto No. 5 de Haydn, “La Alondra”; el K. 465 de Mozart “Disonancia”; y el que quien escribe considera el más melancólico y, sin duda, uno de los más bellos cuartetos de la historia: el No. 1, Op. 11 de Tchaikovski. En una gran biografía del compositor ruso se dice que cuando León Tolstoi lo escuchó en la premier en San Petersburgo, lloró.

*Diplomático queretano; diletante de la música clásica. Twitter: @fgcossio

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