El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza dijo, en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, que ha pensado en el retiro, es algo que no le quita el sueño. Además, declaró que puede vivir sin dejar de salir ante el público y no torear, pero lo que no puede dejar de hacer es montar, “es una droga”.

Se dice que has convertido el rejoneo a nivel de arte

Yo opino, por mi manera de ser de un hombre sencillo, que sería demasiada vanidad creerme eso. Prefiero pensar que me tocó vivir esta gran renovación del toreo a caballo, junto con otros compañeros.

¿No has pensado en el retiro?

Es curioso, porque desde que debuté en Madrid, por 1995, cogí un toro y pensé que sería bonito retirarme en ese momento, y quedarme con ese recuerdo, me acompañó durante muchos años, en los cuales pasé de 140 corridas, entre México y España, y vivía saturado, soñaba con tener otro tipo de vida, más relajado, quitarme la angustia del retiro.

Curiosamente han pasado los años y ahora, que seguramente estoy mucho más cerca de ese momento, no quiero que llegue. Estoy, de alguna manera, alargando ese momento, cuidándome a nivel de presentaciones, a tener más vida familiar y, quizá, lo que más me está manteniendo es el hecho de pensar que el final de mi carrera es lo más importante que haga, porque, tristemente, en estos casos es el recuerdo que queda.

¿De qué manera te preparas para una corrida?

Tienes que preparar tus nueve o 10 caballos que vas a presentar, dedicarle tiempo a todos y cada uno de ellos. Cuando se acerca una presentación tienes que afinar esos entrenamientos, estar en buena condición física, no por la corrida, sino para que aguantes esas 10 horas diarias montando.

¿Realmente puedes entender a los caballos?

Tú tienes que entenderlos a ellos, y crear un lenguaje que ellos entiendan. Sin embargo, llega un momento en el cual el lenguaje es recíproco y se convierte en ese milagro de la tauromaquia, que es meterte en su alma y convertirte en un centauro.

¿En alguna ocasión has tenido miedo en el ruedo?

¡Uff! Cada día que me visto de torero, al llegar a la plaza esa angustia te llena todo, el cuerpo, la mente, pero con los años aprendes que cuando te encuentras con el público, ya desaparece ese miedo.

Dijiste que montar es una droga, ¿nunca lo dejarás?

No lo voy a dejar nunca. Cada vez que me ocurre algún percance grave, siempre mi mayor angustia es pensar en cómo va a ser mi vida cuando ya no pueda montar. Todvía no estoy preparado para alejarme de eso.

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