Con 101 años de historia el centro de protección a ancianos, mejor conocido como asilo de la Divina Providencia, es una de las casas de beneficencia más antiguas en la ciudad de Querétaro.

Actualmente el asilo, que se ubica en la colonia Niños Héroes, atiende a 86 personas de la tercera edad (en su mayoría mujeres), algunas víctimas del abandono y la extrema pobreza, que han encontrado en este centro un hogar, en donde son atendidos por hermanas de la congregación de Hijas Mínimas de María Inmaculada.

Las necesidades que tiene este centro de protección son muchas, dice la hermana María Paz Zúñiga, directora del asilo de la Divina Providencia. Desde los alimentos que son consumidos día a día por los residentes del asilo, así como pañales o recursos económicos para mantener el inmueble.

Empresas como Caja Morelia Valladolid, se han acercado al asilo para brindar su apoyo. Representantes de la sucursal Américas Abastos, Corregidora y Tecnológico, visitaron el asilo Divina Providencia, llevando apoyo de víveres.

“Como cooperativa de ahorro y préstamo también tenemos lo que es la ayuda mutua a dependencias no gubernamentales, como en este caso el asilo; es parte fundamental de la cooperativa también ayudar a la sociedad; la cooperativa tiene ese compromiso de estar ayudando a los más necesitados, es uno de nuestros valores cooperativos”, dijo Luis Eduardo Domínguez, gerente de la Sucursal Corregidora.

Y añadió, “es algo fundamental ayudar a las personas de la tercera edad, ya que tienen historias muy importantes que contar, a futuro nosotros estamos expuestos a llegar a lo mismo, entonces que mejor desde ahorita poder nosotros enseñar a los hijos, a las personas menores que ayuden y que lo hagan de corazón, que no estén esperando a que alguien les diga”.

La hermana María Paz Zúñiga en compañía de algunos de los residentes del asilo Divina Providencia, recibió y agradeció el apoyo brindado. Además de las visitas de representantes de empresas, también se reciben estudiantes de terapia física, enfermería y medicina; así como de otras escuelas e instituciones que acuden para convivir y compartir algún canto u otras actividades culturales con los residentes.

Las personas que viven en el asilo juegan al ajedrez y conviven entre ellos, las personas que utilizan sillas de ruedas son apoyadas por otros residentes para poder trasladarse; además ayudan en algunas labores, como el cuidado del jardín en donde pasan gran parte del día, lo cual les sirve de recreación.

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