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La licenciada en pedagogía y especialista en docencia universitaria, Tania Santillán, afirmó que los niños están creciendo sin valores ni falta de límites, lo que repercute en menores que no tienen tolerancia hacia lo fracasos y que, en ocasiones, se puede transformar en violencia; por ello, instó a que los padres de familia aprendan a delimitar las acciones de sus hijos.
La nueva dinámica social y familiar, señaló la especialista, provoca que los menores estén cada vez más tiempo en las escuelas haciendo actividades, por lo que los momentos de convivencia familiar están disminuyendo, aunado a que algunos padres optan por entretenerlos con tabletas electrónicas o videojuegos, pues no tienen el tiempo para atenderlos.
Esta situación ha estado presente desde hace muchos años; sin embargo, desde el 2000 se ha notado un incremento de la falta de atención de los adultos hacia los niños, en donde ambos padres deben salir a trabajar u otros motivos, como el divorcio.
“Papá y mamá han dejado de poner límites en los pequeños y esto se ve reflejado en una falta de valores, pues están poniendo en manos de las instituciones educativas la parte de la educación personal, cuando la labor de las escuelas es formarlos profesionalmente a todos los niveles”, señaló.
El agotamiento físico y que algunos padres jóvenes crecieron con el mismo modelo de familia en donde no se les ponía atención, son dos de los factores que están permeando en la sociedad. Por lo que actualmente es común que los tutores permitan que sean los menores quienes tomen las decisiones de lo que hacen.
“Se están involucrando en la parte de satisfacer a un niño, cuando ellos son la guía total de los pequeños. Un niño te va a decir lo que quiere, pero tal vez se equivoca porque es parte de su crecimiento, pero los adultos somos los responsables de guiarlos”, comentó la especialista.
Santillán afirmó que en el momento que los menores hacen berrinches para obtener algo, los padres, en la mayoría de los casos, les ofrecen lo que piden para que se tranquilicen, lo que en ese momento los convierte en progenitores obedientes y es de esta manera como los niños van conociendo los límites y maneras de manipular a sus mayores.
A lo anterior se suma que ahora no hay una figura de autoridad. Por lo tanto, al no tener límites y lograr tener siempre lo que desean, ha llevado a los menores a no ser tolerantes y a largo plazo esto puede ser perjudicial para la persona cuando crece, ya que en algunos casos llegan a ser agresivos ante las negativas a las que se enfrentan.
“Yo les digo a los papás ponte en la contra parte, cuando tu hijo se enfrente a un no más grande, un no te quedaste con el trabajo, no vas a entrar a esta escuela, no quiero ser tu novio (a), no van a poder controlarlo porque no les están enseñando a ser tolerantes, a tener ese control emocional o resolver problemas”, declaró.
De niños caprichosos a adolescentes problemáticos. La experta en educación también comentó que en algunos casos cuando llegan a la adolescencia presentan diversos problemas cuando se enfrentan a la realidad de vida, y algunos reaccionan de manera agresiva porque no saben manejar sus emociones, ya que nunca tuvieron alguien que los guiara con esta parte.
Algunas enfermedades como gastritis, colitis, ansiedad, aprehensión, entre otras comienzan a aparecen en menores de entre 12 y 15 años, pues sufren de estrés al no conseguir lo que desean y que es una edad donde los padres ya no les pueden ayudar a solucionar algunos problemas.
En el peor de los casos, hay jóvenes que llegan al suicidio, porque no saben cómo enfrentarse a la sociedad; Tania Santillán dijo que lo bueno es que ahora muchos recurren a terapia como apoyo, donde los enfrentan a estos escenarios y les hacen saber la manera en que pueden responder ante las negativas que encuentran en la vida diaria, sin que esto les genere frustración.