Imagina compartir el codiciado sabor del corazón de una alcachofa cocinada al carbón, en exquisita ceremonia donde las hojas barnizadas con aceite de oliva y sal de mar, se sumergen en un aderezo de ligero acento acido, parte de la receta secreta de la casa, que literalmente te provoca “chuparte los dedos”.
Esta delicada entrada de elegante gusto ahumado la disfruté en Gallo 71, restaurante-cantina, de los mismos propietarios de La Nacional en Monterrey, justo en Vasconcelos en la Colonia del Valle, se encuentra esta nueva aventura, que se ha convertido en el lugar de moda, por lo que es difícil encontrar espacio a menos que tengas reservación.
Como iba con un grupo de cómplices de correrías gastronómicas, decidimos pedir al centro y compartir diferentes platillos, que acompañamos con un vino tinto Casa Grande Shyra de Casa Madero, que maridó de maravilla con nuestra elección de la tarde.
Las tostadas de maíz asadas y las salsas que fungen como bienvenida son de aplaudir, ya que mientras esperas puedes disfrutar la tradicional salsa verde y la asada de jitomate, cuya sazón casera se agradece.
Un menú con preparaciones de la cocina del norte como los tuétanos asados, que estaban muy sabrosos, montados en una tablacon en el mismo hueso de la res y cocinados al carbón con ese retrogusto ahumado que hace que la grasa se derrita concentrando su sabor.
Sin embargo, las tortillas de maíz con que las acompañamos dejaron mucho que desear por la pésima calidad de la materia prima, impidiendo el pleno disfrute del tuétano. Comentario que extendí al amable mesero que nos atendió y que espero lo haya hecho extensivo.
Siguió el turno a una Signature Burger de Sirloin, que preparan con carne de primera calidad, aderezando con queso que se derrite en la plancha y se integra al exquisito gusto de la carne y el pan de la casa con que se prepara esta hamburguesa, que incluye rebanadas de aguacate maduro, jitomate fresco, lechuga y los tradicionales aderezos de mayonesa, cátsup y mostaza.
Una delicia para los amantes de este apetecible antojo, que llega a tu mesa en compañía de unas papas fritas, de agradable textura que se agradece como complemento ideal para esta preparación, que en verdad recomiendo.
También compartimos un French dip de Rib eye, que es una especie de pepito en pan francés que sumerges en jugo de carne y acompañas con cebolla caramelizada y una ensalada de fresca arugula, cuyo gusto ligeramente amargo complementa el dulzor de la carne y el sabor lácteo del queso en una exquisita mezcla de sabores arropaa por el gusto de trigo.
Como no podía despedirme de Monterrey sin probar unas agujas de Rib eye, cuya calidad es indispensable para disfrutarla con todas sus bondades en una experiencia que al maridar con el vino, nos hizo aplaudir la elección.
Para terminar compartimos un pastel de zanahoria, que resultó muy sabroso para el picoteo dulce en una agradable sobre mesa, donde festejamos a mi inseparable cómplice de correría gastronómicas. Enhorabuena para Gallo 71.
celia.marin@eluniversal.com.mx