Como parte de las actividades que se realizan en el marco de la sexta edición del Festival Internacional de Cine Documental de Querétaro, se proyectó “Alphago”, una producción sobre inteligencia artificial que dio paso a una mesa de análisis para hablar acerca de la capacidad real que tienen los programas computarizados.

En este panel participaron Elea Gradenwitz, quien es parte del Club Queretano de Go; Rocío González, psicoanalista y docente, y Arturo González, doctor en Ciencias de la Computación, bajo la moderación de Óscar Merino.

El documental dirigido por Greg Kohs muestra una batalla entre el programa informático de inteligencia artificial desarrollado por Google DeepMind y el mejor jugador de Go, mostrando la vulnerabilidad del hombre frente a una máquina.

La cinta relata los encuentros que tiene Lee Sedol con el ordenador, creado por un equipo de científicos que tardaron más de 20 años en programarlo.

“Cuando yo conocí el Go me di cuenta que es un juego tan especial que no es posible crear una computadora que lo pueda jugar, porque no sólo ocupa la parte racional sino también la intuición, ahora que vi el documental me impactó, ya que la producción toca el tema de que la máquina hizo una jugada que pareciera estar basada en la intuición, yo no lo llamaría así porque es imposible que una máquina intuya algo, yo creo que más bien estuvo basada en todos los datos a los que tuvo acceso y la posibilidad de calcular la probabilidad de los escenarios posibles, aunque ahora que lo veo puede ser que nuestra intuición se dé porque de alguna manera, tenemos acceso a datos que están en nuestro inconsciente y que sin darnos cuenta, crean conexiones”, comentó Elea.

¿Máquinas pensantes?
¿Máquinas pensantes?

Por su parte Rocío destacó que no hay que perder de vista que en la competencia hay un hombre jugando contra una máquina que fue creada por otro hombre, es decir, se convierte en una pelea entre humanos, con uno de ellos utilizando una herramienta.

Para Arturo el punto a destacar es que cualquier desarrollo tecnológico va a tener un impacto —positivo o negativo—, que no podemos atribuirle a los artefactos en sí mismos, sino es el ser humano el que da la dirección.

“El hecho de que hoy los automóviles corran a 130 kilómetros por hora no quiere decir que nos van a reemplazar, yo no pienso competir con un auto, es sólo una herramienta que me lleva a más altas velocidades de lo que yo soy capaz, las computadoras también son herramientas que ayudan a resolver problemas que a mí me tomarían más tiempo, con reglas que los mismos programadores estipulan en el sistema. Hoy existen muchos programas complejos que sirven para entrenar a los pilotos, lo importante es en qué se usen los avances tecnológicos”.

El tema de la inteligencia artificial ha sido retomado en diversas producciones cinematográficas, que en su mayoría exponen que una máquina puede llegar a reemplazar el pensamiento humano, sin embargo, una de las conclusiones a las que se llegó con esta mesa de diálogo es que la capacidad de la inteligencia del hombre es tan compleja que los expertos aún no han logrado descifrar y por ende es casi imposible de igualar.

“Hoy en día enfrentamos una revolución tecnológica del mismo impacto que tuvo la revolución industrial con la máquina de vapor, que cambió la manera en que el ser humano se desempeñaba y pensaba, al final estamos hablando de procesos o algoritmos por los cuales hacemos funcionar esa máquina llamada computadora, que tiene la capacidad de evaluar una gran cantidad de posibilidades, que le permite tomar una decisión para elegir la posibilidad que la llevará al éxito. Pero la mente humana puede lograr cosas brillantes como crear máquinas y eso es lo que nos hace insustituibles”, finalizó Arturo González.

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