David Frankel, el director de El diablo viste a la moda ha conjuntado ahora los talentos de Meryl Streep, Tommy Lee Jones y Steve Carrell en una película dirigida sobre todo a los matrimonios de adultos mayores.

La transformación del amor es natural y puede notarse en las distintas fases de un matrimonio. Este filme se enfoca en una pareja adulta tratando de recuperar su libido cuando sus hijos ya se han ido del hogar.

La pareja que antes fue unida ahora opta por tener habitaciones separadas. “Este es un escenario común en muchas familias alrededor del mundo, algunos matrimonios se vuelven monótonos y pierden el entusiasmo que antes los caracterizaba”, comenta David Frankel quien no intenta aleccionar a nadie con esta película que se estrena hoy.

La historia de ¿Qué voy hacer con mi marido? (Hope Springs) habla de una pareja que en sus 30 años de matrimonio espera volver encender la llama del amor y ni siquiera puede sacar chispas.

“Es por eso que Kay (Meryl Streep) decide convencer a Arnold (Tommy Lee Jones) de ir a tomar terapia de pareja con el afamado doctor Feld (Steve Carrell) “, relata Frankel.

“La intimidad es incómoda de revelar a cualquier persona, no importa que sea un terapeuta, igualmente a todos nos provoca pena. En este filme intentamos recrear esos momentos extraños en los cuales Kay busca invitar al amor a Arnold y él no parece interesarle, a todos nos ha pasado algo similar”, afirma David y define la trama como una mezcla entre comedia, romance y drama.

Esta película costó hacerla 30 millones de dólares y lleva más de 63 millones recaudados desde su estreno en Estados Unidos en 2012.

“Yo sugiero que quienes la vean estén dispuestos a ver una película sentimental más allá del tono de comedia. Sí hay risas y sonrisas, pero también hay lágrimas, las actuaciones son soberbias y la banda sonora está diseñada para ellos”, describe precisamente el director.

Sobre las aportaciones que hicieron los actores, una escena de la película fue idea de Meryl Streep.

“Hubo un momento durante la filmación en la que Kay describe su fantasía de renovar sus votos matrimoniales en cierto lugar y sugirió que la filmáramos”, cuenta Frankel.

David en ese momento no estaba muy seguro de querer hacer esa escena porque no estaba contemplada desde el inicio, pero la idea también le agradaba.

“No sabía si se ajustaría a nuestro presupuesto, pero nos fuimos a la playa y la logramos, considero que quedó muy acorde con la historia, porque es una toma que representa una celebración a la vida y una renovación al amor de los años dorados en una pareja madura”, puntualizó.

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