Dejó la carrera de ingeniería física para dedicarse al teatro, hoy Manuel Puente es uno de los maestros fundadores de la carrera de Artes Escénicas en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y director de la compañía ArteAtral CUT, de donde han egresado la mayoría de los actores, directores y productores que laboran en la escena local. Querétaro, para Manuel, es el paraíso del teatro y ve un gran futuro en este campo.

¿Cómo fue ese momento mágico en que se dejó cautivar por el teatro?

—Sucedió por un compañero que tuve en la universidad, yo estudiaba ingeniería física, y él empezó a “jeringarme” diciéndome: vamos a meternos al taller de teatro, te va a gustar, y yo le dije: por favor, yo no hago joterías. Pero al final me convenció, entré y aquí estoy. Ahora él es ingeniero y yo soy actor. Eso fue en el año 1982, pongámosle 1983.

¿Cuándo dejó la carrera de ingeniería y se dedicó por completo a las artes escénicas?

—En un momento dado empecé a hacer más teatro y danza, comencé a participar en otros montajes, estaba en una compañía que fue más o menos importante allá en México, que fue Teatro Frederik, y a final de cuentas dije: sí a esto me quiero dedicar voy a estudiar y decidí irme a formar a Bellas Artes, me faltaba un año para acabar ingeniería, me cambié a teatro y ahora las matemáticas y la física son sólo un hobbie.

 

¿En algún instante llegó a dudar por haber cambiado de profesión?

—Todo el tiempo, es como cualquier vocación, siempre tienes crisis, yo cada vez que estreno una obra digo: ¡por qué no fui ingeniero!, ahorita estaría viendo la tele, no metido en este rollo, pero son crisis y uno duda todo el tiempo, sin embargo, es cosa de buscar oportunidades, de ver y trabajar como loco y como enano; es   chambear, chambear y chambear, luego quieren las cosas y sin buscarlas, no, aquí hay que trabajarle, y la verdad me ha ido muy bien.

¿Qué lo trajo a Querétaro?

—Pamela Jiménez y Giancarlo Pulido me invitaron porque ya estaba el proyecto de la licenciatura, yo no conocía la ciudad. Pero Giancarlo me trampeó porque de la central de autobuses para la facultad, se dio primero una vuelta por el centro de Querétaro y yo quedé maravillado. Al final me enseñaron todos los planes de estudio, me invitaron a comer y me dijeron: “Queremos que te vengas a dar clases aquí con nosotros”, y yo les respondí déjenme platicarlo con la almohada, porque ahorita les voy a decir que sí. Al día siguiente, un tío me llevó a los mercados –en Juárez no hay– me enseñó El Tepe, La Cruz y El Escobedo, y dije, ya se fregaron, de aquí soy, después de un año ya estaba dando clases, llegué aquí en el 2000.

¿Fue un cambio radical venir de Ciudad Juárez a Querétaro?

—Sí, aunque aquí es una ciudad muy cara, pero caí en blandito, Querétaro es el paraíso del teatro.

¿De cuando llega a Querétaro, en el 2000, cómo se estaba viviendo el teatro?

—Había menos espacios y compañías, lo que detectábamos era una carencia, ya que uno iba a ver un montaje y veía destacadas propuestas de dirección, buenas actuaciones, pero también unas muy malas, ahora creo que todo está muy parejito, y no digo que seamos nosotros nada más, hay muchos centros de formación; La Gaviota, Verónica Carranco; tienen buena escuela. A nosotros nos llegan sus alumnos, ahorita en el propedéutico hacemos ejercicios que no realizábamos hasta el segundo año de la carrera, sí ha crecido bastante el nivel, el conocimiento del teatro, las propuestas, el manejo de los espacios, de los chavos que dirigen, hay un crecimiento brutal, yo estoy todavía con la boca abierta, esto no ocurre en ningún lugar.

 

¿Cómo ha visto el cambio ante este desarrollo teatral que surge también ante otras distracciones y medios de entretenimiento, como el Internet?

—El Internet también debe verse como una herramienta, por ejemplo Coka Ortega, de La Cartelera, maneja todo a partir de las redes sociales, y es de las compañías más exitosas que hay en Querétaro. Lo maravilloso de esto es que cada compañía ha creado sus propias estrategias para mantenerse, La Grieta, otro ejemplo,   es un espacio que está arrancando muy fuerte. Cada quien ha encontrado una forma de producir, todo de manera distintas. Aquí mismo en la Universidad hemos cambiado formas de sostenernos, eso es lo genial, no hay un solo referente, sino una serie de estos que han formado en su gran mayoría estudiantes que han salido de aquí, ex alumnos con grandes proyectos como Galatsia, X Teatro, Barón Negro, todas esas compañías que se han formado con los egresados   y que han reajustado sus modos de producción. Y también hemos tratado de no formar un solo tipo de actor, de siempre dar opciones,   y no despreciar ninguna clase de teatro, al final de cuentas nosotros trabajamos para todos. Hay actores para todo público.

¿Ve buen futuro para el teatro en Querétaro?

—Simón, y sigue creciendo. El público es el que también tiene que evolucionar y ahorita que se está haciendo el consejo con los teatreros, es parte de lo que se busca.

¿Pero cuál es la manera de atraer a ese público?

—El público nos da independencia y mientras haya espectadores no necesitamos más recurso. ¿Y cómo atraerlo? Es la pregunta del millón. Hemos batallado con algunas cuestiones y nos ha ido bien con otras, no sé cómo atraer a la gente, a veces hay que arrastrarla a la primera función y si les   gusta, regresa, pero ¿cómo hacerlo? es la gran interrogante. Queda pendiente la respuesta.

bft

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