Aprendió a versar en las huapangueadas, para defenderse de los “picones” que le lanzaban los versadores más experimentados. La historia de Diego Ugalde de Haene con el huapango y el son comenzó en 2011, al crear la obra de marionetas El Violín Mágico, proyecto que derivó de un estudio de la Sierra Gorda y la Huasteca. Ahora Diego es un experto versador y en julio recibirá en Tamaulipas el Premio Regional de Poesía Huasteca.
Con El Violín Mágico, Diego y su Compañía Banyan de Marionetas fueron invitados a presentarse en varios municipios de Tamaulipas, en el 2013, la gira no incluyó Nuevo Laredo pero sí San Fernando, reconocido por los hallazgos de fosas clandestinas.
“En esa obra de El Violín el personaje del Querreque se va de migrante y se encuentra con la mafia en el Río Bravo, y nosotros que versamos de la realidad y versamos de lo que pensábamos, al tercer día de presentaciones me dijeron: Oye Diego, tenemos que hablar contigo, nos informan que desde Ciudad Victoria estás llamando a la gente a levantarse contra el gobierno”.
Tras repeler el regaño, apegándose a sus derechos, continuaron la gira, “nos dijeron que claro que había libertad de expresión, y el resto de la gira nos dejaron hablar de lo que fuera, eso sí no nos volvieron a invitar”, platicó Ugalde de Haene a EL UNIVERSAL Querétaro.
Pero la vida da muchas vueltas, dice Diego, y está listo para volver a Tamaulipas como invitado de honor para recibir el Premio Regional de Poesía Huasteca convocado por el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA). La ceremonia de premiación será el 1 de julio en el XXI Festival de la Huasteca, en El Mante, Tamaulipas.
Para la entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Diego eligió Plaza de Armas, lugar donde más veces lo han visto versar. Llegó con jarana y dispuesto a responder cualquier pregunta. A la charla se unió más tarde Fernando Jiménez, narrador y miembro de la agrupación Son de Abajo, a la cual también pertenece Diego.
Fernando llevó su jarana y juntos interpretaron: “El Gusto”, un huapango huasteco que Diego renovó con sus propios versos, los cuales forman parte de Madera de un palo escrito, poemario ganador del Premio Regional de Poesía Huasteca. “El Gusto” cierra con los versos: “Mientras podamos versar que viva la rebelión, no se nos vaya a acabar la libertad de expresión”.
El premio, asegura Diego, es un aliciente para seguir hablando de la realidad. “Yo seguiré versando, sí siento que es mi responsabilidad continuar la tradición que otros poetas me heredaron, tenemos una responsabilidad de hablar de lo que no se habla, hablar no sólo de lo que siente el poeta sino el pueblo en general, de las inquietudes de los mexicanos, de lo que nos duele”.
Poemario ganador. Madera de un palo escrito, obra ganadora del Premio Regional de Poesía Huasteca 2016, es un libro que habla de lo que ha vivido Diego. La obra trata sobre las tradiciones, cultura e identidad de la Huasteca.
En el poemario destacan unas décimas a Perfecto López, “uno de las huapangueros más importantes en el estado, quien ha dedicado gran parte de su tiempo a formar a jóvenes, entre ellos al Trío Colosio y sus huapangueros, quienes tocan en El Violín Mágico”.
Don Guadalupe Reyes, otro versador queretano y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006 en el rubro de Artes y Tradiciones Populares, es recordado en Madera de un palo escrito, al igual que el famoso Guillermo Velázquez. También hay versos para el mito del maíz y al festejo del Día de Muertos.
“Recuperamos un poco el estilo de versada que hemos tenido con Son de Abajo, que es versar sobre la realidad política y social de México, sobre todo en las sextillas que hago para ciertos sones como ‘El Gusto’, en el que hablo sobre las oposiciones entre ricos y pobres; y en el ‘Querreque diputado’, el mismo Querreque se lanza para ser diputado y versamos de todo lo que sucede”.
El poemario, explica, lo fue construyendo con ayuda de varios amigos, “sobre todo de Fernando Jiménez, que es otro integrante de Son de Abajo; envié el libro al concurso y sorpresivamente resultó ganador, para alegría mía”.
El jurado premió a Madera de un palo escrito por tener “una hondura poética y sensibilidad notable, una mirada amorosa siempre, sin regodearse en el costumbrismo ni abundar en lugares comunes. Además, explora el devenir histórico de la Huasteca y es muy meritoria su intención de renovar la versería de los sones”.
Primeros acercamientos. Desde niño Diego tuvo contacto con la Sierra Gorda. Su madre, la fotógrafa Margara de Haene, hacía el registro fotográfico para el Grupo Ecológico Sierra Gorda. “En sus viajes siempre nos llevó a la Sierra y desde ahí empecé a conocer sus tradiciones, también aprendí de lo que ella nos contaba; y mi madre, en uno de los primeros Festivales de la Huasteca, ganó un premio con un proyecto que se llamó: Magia y misterio de la Huasteca”.
Su acercamiento más directo con el huapango y la Huasteca fue en 2011, cuando Junípero Cabrera, director del Museo Histórico de la Sierra Gorda, encomendó a Diego y al grupo Banyan de Marionetas a realizar una investigación sobre las tradiciones de la Sierra Gorda, la realidad social de las regiones de la Huasteca, con miras a crear una obra de títeres: El Violín Mágico, presentada en el Festival de la Huasteca que ese año se celebró en Querétaro.
“Durante esa investigación aprendí a versar a las carreras, como se aprende en la Huasteca, porque realmente te empiezan a echar versos, en el contexto de las huapangueadas te empiezan a picar con versos y tú tienes que responder y saberte defenderte, así fui aprendiendo y así me fui apropiando de la versada; toda la obra de El Violín Mágico la hicimos en verso, es mi primera obra en verso”.