Guanajuato.— Desde hace 12 años, El gran silencio, la banda surgida de los barrios populares de Monterrey, decidió ser independiente y vivir lejos de la gran industria discográfica y de los medios masivos de comunicación. Y cada día refrenda esa decisión.

También refrenda su búsqueda musical y temática, sus canciones responden a probarse constantemente en nuevos ritmos musicales.

Se saben una agrupación singular no sólo para Monterrey, sino para México y el mundo. Son muy ellos y muy conscientes de que les interesa contar verdades y relatar la historia que les ha tocado vivir. También que son una mezcla constante, una búsqueda musical vital para la que sin ser músicos de academia, entran en un proceso de investigación y estudio.

No es solamente mezclar hip hop con reggae y a ver qué sale.

Previo a su concierto en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, como parte de la presencia de Nuevo León como estado invitado de honor en el Festival Internacional Cervantino, Cano, vocalista de banda, dijo que la música de la calle es a veces la única manera de que se diga la verdad.

“Hacer una canción de lo que realmente está pasando, de lo que los medios no van a contar, las situaciones que pasan en el país, todos sabemos que no nos dicen nada y dicen la verdad a medias.

“La música es bien importante para eso y no es como una onda de moda porque también hay que ser honestos, hay muchos grupos que hasta rezan que pase un problema social para hacer una canción: tampoco te ma... Perdón. Tampoco es de eso”.

La banda de músicos mexicanos que es recordada por su “Chuntaro Style”, es ampliamente reconocida por su fusión musical que no discrimina géneros y que mezcla sin pudor punk, heavy, cumbia, danzón, hip hop, polka, redova, chotis, paso doble, reggae, balada, bolero, soul, merengue y reggamuffin, que se combinan con el free style norteño y con el que logran eso que ellos llaman “sonido norestense”.

Cano, Tony y Campa, tres de los músicos de El gran silencio, reconocen que ellos como banda tienen un compromiso con la realidad de este país.

“En la época de la Revolución había músicos que eran parte de todos los que iban a la guerra, por eso hay corridos revolucionarios, porque era la única manera, no había internet, era ‘vénganse a los fregazos para que vean lo que hicimos y hagan una rolita de eso’, es bien importante hacer canciones sobre eso”, señala Cano.

Tony por su parte, afirma que desde hace más de 20 años han estado intentando expandir su horizonte musical: “Ahorita nos sentimos bien en el sentido de que hemos aprendido muchísimo de la música y a la vez tocamos menos peor la guitarra y los acordeones, la verdad tenemos mucha experiencia en eso de interpretar sobre un escenario y creo que la gente se va a dar cuenta de eso hoy”.

Las medidas de seguridad para el exceso a la Alhóndiga se instaló desde muy temprano, las filas para ingresar eran largas y festivas a pesar de la espera; los chavos que se identifican con El gran silencio, bailaron, cantaron, gozaron y salieron contentos y supieron por qué se identifican con estos norteños tatuados y aventureros.

“El público que va a vernos es así como nosotros, no tiene prejuicios musicales, por eso le gusta El gran silencio. Hay gente que nos dice ‘yo soy roquero’, ‘yo soy hip hop’, ‘a mí me gusta mucho El gran silencio porque me gusta la cumbia, me gusta el hip hop, me gusta la polka’. Nosotros pensamos: ‘este tipo no está bien de la cabeza, como nosotros’”, dice Cano. Y tras el concierto que arrastró multitudes y dejaron escuchar sus nuevos temas contenidos en su disco “En la terraza”, supimos qué cosa es El gran silencio.

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