Durante dos años, el actor brasileño Wagner Moura se metió en la piel y la psique de uno de los narcotraficantes más temidos de todos los tiempos, el colombiano Pablo Escobar.

Tuvo que subir más de 20 kilos de peso, aprender español en menos de seis meses —con un creíble acento bogotano— y, lo más importante, pensar como lo hacía Escobar.

Todo esto para dar vida al capo de la droga en la serie Narcos.

El personaje de Moura en su segunda temporada dirá adiós, y esta situación, más allá de preocuparle a Wagner, le causa un alivio.

“Para mí ha sido un gran proyecto, es parte importante de mi vida y ha marcado mi carrera, pero cuando me dijeron que moriría en esta temporada sentí alivio”, señaló.

En entrevista con EL UNIVERSAL Moura especificó que, pese a toda la proyección que el personaje le ha dado profesionalmente, dar vida al narcotraficante también ha sido un reto que lo ha desgastado mentalmente.

Por esa razón dice que está satisfecho de que su personaje muera en esta segunda temporada, en unos capítulos en los que se mostrará al capo más vulnerable que nunca.

“Fue mucho tiempo conviviendo con este personaje, gané muchos kilos, fue un personaje malísimo, con una energía un poco negativa, que lidiaba diario con muertes y asesinatos, incluso cuando grabamos su muerte lo hicimos en el mismo lugar donde el verdadero Pablo murió, y es un lugar con una energía muy siniestra”, detalló.

Participar en este proyecto le ha dejado al actor de 40 años muchas satisfacciones y enseñanzas, una de ellas es que su percepción respecto al uso, consumo y distribución de la droga ha cambiado.

Aunque reconoce que la droga genera adicción y es un problema de salud que se debe atender, considera que su uso y comercio es algo que se debería de legalizar.

“Estoy de acuerdo en que se legalicen (las drogas), no se cómo debería de hacerse pero sí considero que resolvería tantos problemas.

“La historia nos ha enseñado que las políticas antidrogas no han funcionado y sólo han afectado a los países que las producen y exportan o a aquellos territorios que los consumen, a ellos no les pasa nada y eso refleja que algo está mal”, dijo.

Esta misma idea la comparte su compañero de serie Pedro Pascal, quien en la ficción da vida al agente Javier Peña, enemigo de Escobar.

Pascal afirma que la serie muestra cómo en la lucha contra el narco no hay buenos ni malos sino que cualquier malo tiene su parte positiva y cualquier bueno puede llegar a ser corrupto, lo cual alimenta al mundo de la droga.

“Creo que es una industria (el narcotráfico), es un negocio como cualquier otro y refleja algo muy específico del momento que vive el mundo, es una reflexión de lo que vivimos como sociedad, al ver la serie es muy fácil entender cómo ha tenido tanto éxito el mundo de la droga y cómo se ha convertido en un gran negocio, más que cualquier otro en el que se manejan unos niveles altísimos de corrupción que impiden que hoy se legalicen”, indicó.

Los actores explicaron que aunque en esta temporada que estrena el 2 de septiembre Pablo Escobar morirá, eso no significa que la historia vaya a terminar con su partida.

Mencionaron que mientras la historia del narcotráfico continúe como lo hace en la actualidad, habrá una historia qué contar y como la premisa de la serie dice “el programa busca retratar el camino que la droga ha seguido y cómo hoy es considerado uno de los negocios más rentables”.

“A nadie en el equipo nunca nos interesó tener o nunca hemos buscado mantener una perspectiva moralista a la hora de contar esta historia y creo que eso es o que le ha dado credibilidad a la serie y ha provocado que la gente se enganche y disfrute de ella, esa libertad la provoca también estar en una plataforma en streaming, sin ella quizá algo como Narcos no existiría”, añadió Moura.

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