Sin pretender ser lo que no es, y dejando de lado las “máscaras”, que dice haber usado toda la vida, la actriz Consuelo Duval confiesa su verdad con su característico humorismo, florido lenguaje y uno que otro chascarrillo político, en su monólogo Soy lo prohibido, donde compartió estar viviendo un momento difícil por su divorcio, situación que la “rompe y sorprende”

De su separación con Armando Ciurana sólo dijo en rueda de prensa que su vida no es un circo, pero como es pública sólo comentó que no fue por infidelidad, sólo que “se salieron fantasmas del infierno, y nos acecharon mucho la cabeza, y a veces los fantasmas le ganan al amor y lo matan, eso pasó, no fue infidelidad”.

En su monólogo resaltó que además de haber pagado derecho de piso por estar en un escenario en estos 25 años de trayectoria artística, desde niña los elementos que han marcado su vida son una cubeta y un trapeador, porque se la vive haciendo quehacer, pero descubrió que su afán de andar limpiando es nada más “para limpiar mi mente cochambrosa y enferma”.

En su espectáculo expresó que no habla la artista sino la mujer que nació hace 45 años en Tlatelolco, por lo que cuando una fémina habla de su edad se atreve a hablar además de otras cosas, como ella lo hace con mucho humorismo a través de sus personajes como Federica Peluche, Nacaranda y Britany.

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