En el ámbito aeroespacial, nuestro país no se ha quedado con los brazos cruzados e incursionó en este tipo de telecomunicaciones en 1968, cuando decidió instalar una estación para la transmisión de los Juegos Olímpicos hacia todo el mundo.

“Con el paso de los años fue adentrándose más en este campo , logrando conformar una serie de satélites propios, primero como gobierno y después en conjunto con la iniciativa privada. Todo ello para servicios domésticos y de seguridad nacional, para estar al pendiente de lo acontecido en el territorio nacional”, cuenta el instrumentador aeroespacial Esaú Vicente.

Conforme avanza la investigación y la tecnología, aparecen nuevas formas de utilizar la electrónica, permitiendo fabricar sistemas cada vez más pequeños y económicos, logrando que instituciones educativas incursionen en la creación de satélites pequeños con propósitos de investigación y experimentación como en el caso de los proyectos de UNAMSAT (1991-1996) y SATEX (2000).

“Estos diseños fueron lanzados con el propósito de generar conocimiento en materia satelital y la creación de industrias en telecomunicaciones, electrónica, informática, espacio y aeronáutica porque a partir de estas se pueden crear empleos y mejores expectativas para los ingenieros y la juventud mexicana”, asegura el académico de la UNAM.

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