Humberto Ramos es dibujante de Spider Man para el mundo. Es un artista exclusivo de la casa Marvel y es mexicano. Fue la mano que dibujó Amazing Spider Man, libro de culto de Marvel, y también el fantástico Spider Man Dying The Wish, entre otros.

Dijo que sus dibujos tienen mucho de México, porque “lo que nosotros dibujamos es un reflejo de lo que hemos vivido, ningún dibujante hace lo mismo que otro, porque mucha de la educación visual tiene que ver con el lugar con el que vives”.

Ramos es también una de las tres cabezas que dará nueva vida a la Conque, convención de cómics, el 5, 6 y 7 de mayo de 2017 en Querétaro, con el periodista René Franco y Luis Gantus, uno de los hombres que más sabe sobre historietas en México.

Aclaró que no es el único mexicano que hace caricatura para Estados Unidos, pero sí es uno de los primeros. Desde los años 90 trabaja con los mejores del cómic. Primero laboró con la DC y luego con Marvel a partir de 1996.

Es amigo de Stan Lee, padre de Spider Man y muchos superhéroes, y una leyenda para los que saben de historietas.

Lee, estrella de la Conque en Querétaro, dijo que vendría al estado “y más les vale verlos a todos allá”, compartió vía video, en la presentación de la Conque, la noche del viernes pasado.

Humberto Ramos fue testigo de la primera Conque en la Ciudad de México en 1994. “Fue la primera vez que dibujaba con público”. Antes de eso, era un mexicano desconocido dibujando cómics en su casa.

Afirmó que esa convención fue una grata sorpresa para todos, “creo que las convenciones se arman alrededor del entusiasmo de la gente”.

El dibujante aclaró que no es lo mismo “dibujar, que querer dedicarse a dibujar, y sentarse a dibujar todos los días, tantas horas”.

Indicó que para ser un mexicano y dibujar para los más grandes de Estados Unidos se necesitan tres cosas: talento, mucho trabajo y ser responsable, “primero con nuestro trabajo y luego con la gente que nos contrata”.

También se requiere voluntad y coraje. “Yo siempre lo he dicho, no creo ser el mejor dibujante de México, no lo soy de hecho, pero sí creo ser el más valiente, porque en el momento que me fui a buscar el trabajo ya había esta sensación de miedo a lo desconocido, muchos mitos del poder trabajar para Estados Unidos, pero superé mis miedos”.

¿No hubo miedo de que te aventaran tus dibujos a la cara?

—En mis primeras incursiones, las críticas fueron muy fuertes.

¿Del tipo: mejor dedícate a otra cosa?

—Sí, claro. Hubo muchos “mejor dedícate a otra cosa”.

¿Tu mayor sacrificio por este oficio?

—El tiempo con mi familia, porque es un trabajo muy solitario, que tienes que hacer, que no puedes delegar, porque es manual, probablemente haya quien lo pueda hacer, pero no como tú lo haces.

A ustedes no se les ve como artistas ¿tú cómo te ves?

—Yo me considero un profesional, no me considero un artista, ni me interesa serlo, y no me interesa tener esa actitud ni esos alcances, trabajo mucho, me gusta mi trabajo mucho, y al final lo que hago con mucho cariño son dibujos, y lo digo con el orgullo más grande, no vivo ni del aplauso ni del agradecimiento, vivo del trabajo que hago todos los días.

Tu primer dibujo, donde dijiste, esto es lo mío.

—¿En mi vida? Mi mamá ha de saber qué fue, seguro fue una casita con un sol.

¿Toda tu vida te has visto dibujando?

—Siempre, desde que recuerdo.

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