Poco a poco el Auditorio del Museo Regional se llenaba de espectadores, ya que familiares y amigos llegaban vestidos de manera elegante, muy ad hoc a la ocasión, pues la tarde prometía un excelente concierto de música clásica.

Alexander Martell, profesor de la Academia Feliszt, recibía a los invitados entregándoles el programa del recital. El reloj marcó las 4 de la tarde y los murmullos de la sala cesaron y todos silenciaron sus celulares.

Las cámaras de video y fotografía estaban listas, entonces salió el primer niño, Diego Maza, el más pequeño del grupo. El sonido de las teclas comenzó entonando las melodías: “Estoy feliz”, “Mi primera melodía” y “Estrellita”.

Le siguieron Jorge Jiménez, Miguel Hadad y Leonardo Herrera; poco a poco se notaba el incremento de la edad de los alumnos, así como la dificultad en las piezas. De vez en cuando, el profesor se sentaba a un lado de ellos para apoyarlos a recordar o a entonar alguna canción.

“Tengo alumnos que llevan apenas unos cuantos meses y otros, los más grandes, que han practicado conmigo por más de cinco años”, comentó Alexander.

Al concluir su participación, los pequeños pianistas actuaban como todos unos profesionales, se paraban en el centro del escenario y hacían una reverencia en agradecimiento a los asistentes, quienes no podían evitar aplaudir y soltar gritos de emoción al ver triunfar a los alumnos.

La finalidad fue presentar de manera pública lo que los estudiantes —cuyas edades van desde los 4 hasta los 17 años— han aprendido a lo largo de este último curso.

Martell expresó que el piano es una extensión valiosa para la educación de los niños, ya que les ayuda a aumentar la concentración en sus actividades, así como la habilidad en materias complicadas como las matemáticas.

“Está comprobado que crea una buena coordinación entre los dos hemisferios del cerebro y aumenta la sensibilidad al momento de estudiar”, expresó el profesor.

Por otra parte, este tipo de presentaciones crea un lazo especial entre los alumnos y sus padres, ya que la experiencia comienza desde el momento en el que los llevan a sus clases continuamente y salen emocionados contando sus nuevos logros.

“El día de la presentación los niños se levantan y están ansiosos por tocar, los papás los ayudan a vestirse, a recordar las melodías, en fin, todo esto es para que los papás también lo disfruten”, dijo Alexander emocionado.

Durante poco más de una hora, los 17 alumnos amenizaron la tarde interpretando piezas representativas de todos los géneros como “Romeo y Julieta”, “Le banquet”, “Say Something”, “Pink Panther” y “The Imperial March”.

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