Guadalajara.— La presencia de Guillermo del Toro, el lunes, en la edición 30 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara convocó a miles de seguidores. Fue una tumultuosa muestra de afecto al único cineasta mexicano de culto, fervor absoluto y verdadero por un director que sí es profeta en su tierra.

Durante la conferencia, por ejemplo, un fanático que se hizo pasar por periodista sólo pidió permiso para estrechar su mano. El director de El laberinto del Fauno congració al joven con un fuerte abrazo ante la mirada de cientos de reporteros, decenas de cámaras de televisión e invitados especiales.

En la conferencia magistral con estudiantes de cine, en la Sala Isela Vega, otro de sus fieles pidió a gritos poder estar cerca del director. El fanático había esperado seis horas sólo para verlo y escucharlo por unos minutos.

El aforo de la sala de cine improvisada en la Expo Guadalajara fue superado y donde cabían unas 900 personas entraron cerca de mil 500. En la sala de prensa, en el corazón del FICG, otros mil 500 seguían al realizador por un monitor.

Ante la demanda y el reclamo, el director de Cronos ofreció una reunión más. “Que el festival nos asigne un espacio y yo con gusto me veo con dos mil cabrones”, pidió y se le concedió.

La noche del lunes, del Toro daba una segunda conferencia, no programada, ante unos mil 500 seguidores. “Ni modo, ya no fuimos a los tacos”, se lamentó.

Al final del día, Guillermo del Toro habló por más de seis horas antes tres públicos distintos y ante más de 5 mil espectadores.

La presencia del realizador tapatío fue por los 30 años del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, del cual fue fundador. Recordó los inicios de este evento, cuando era Muestra de Cine Mexicano y no había cine mexicano, de hecho, hacer cine en el país no era bien visto. “No daba caché cultural, era un momento cuando el cine mexicano era maldito”.

En rueda de prensa, el director de Pacific Rim arremetió contra la corrupción de los políticos mexicanos como pocas veces lo ha hecho. “A muchos de nosotros nos van a olvidar, pero a ellos y sus chingaderas que hacen los va a recordar la historia”, afirmó. “Cuando ayudas a alguien te ayudas tú, es una realidad espiritual absoluta, la otra realidad espiritual es que al que obra mal se le pudre el culo”, añadió.

Declaró que las divisiones en México, “el clasismo”, no existen. “Para el exterior somos lo mismo”, explicó.

Asimismo, detalló que México está de luto por los hechos de violencia ocurridos y agregó que el país está por vivir un Apocalipsis social. “El hecho de que los medios de comunicación no lo mencionen no quiere decir que no vaya a pasar”, declaró.

Anunció que está en camino la segunda parte de Pacific Rim y que uno de los gigantes será mexicano y se llamará La Negra María, Black María, en homenaje a The Black María, el nombre que tuvo el primer estudio de cine, una caja giratoria, del inventor Tomas Alva Edison.

Volvió a decir que algún día volverá a filmar en México. “Porque me lo debo como persona y como narrador”, y sólo hasta que sus dos hijas sean mayores.

Descartó la posibilidad de ganar un premio Oscar como sus compatriotas, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, primero por la posiblidad de hacer, “porque tres al hilo va a estar cabrón”. “Yo no me voy a poner a hacer una película pensando en el resultado”, informó.

Guillermo del Toro dio su autógrafo en el FIC de Guadalajara al último de la fila, ya entrada la media noche, cuando en la Expo Guadalajara las luces ya estaban apagadas y sólo paseaban el personal de limpieza y técnicos. Nadie, ningún fanático, se quedó sin su firma, dijeron testigos.

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