La cita es esta noche en punto de las 20:30 horas en el Teatro de la Ciudad, donde los éxitos de ambos trovadores llevarán a los fanáticos a un viaje titulado “Entre faros y derivas”.

Y es que Oceransky asegura que este concierto era un pendiente que los dos cantautores tenían, y no habían podido llevar a cabo debido a su apretada agenda, sin embargo, la espera valdrá la pena ya que se tratará de una noche bohemia con guitarra en mano y un acercamiento real con el público.

En entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro, Edgar realizó una revisión por su historia musical y adelantó algunos detalles de la que será su decimotercera producción, a la que asegura, pudo dedicarle el tiempo adecuado.

“Ya está terminado pero va a salir a luz en agosto. Son doce canciones muy representativas de este momento de mi vida, está muy trabajado tanto en la música como en las letras, pues tuve la oportunidad de buscar con tiempo las palabras y los acordes exactos. Fueron dos meses para concluirlo, nunca me había tardado tanto en la producción”, dijo Oceransky.

Este es el resultado de años de esfuerzo, dedicación y entrega a la música, comentó el compositor mexicano, quien contó detalles sobre su historia, así como experiencia en el ámbito.

¿De dónde nace la pasión por la música?

–Me acuerdo de mi abuelo paterno, quien me enseñó a cantar mi primera canción, “Caballo prieto azabache”. Por ambos lados de mi familia siempre fueron muy musicales, todo el tiempo había guitarras en la casa y bohemia.

¿En qué momento surge Edgar Oceransky de manera profesional?

–Fue un proceso largo que yo no esperaba; me sorprendió en la adolescencia cuando estaba estudiando psicología, porque yo no quería dedicarme a la música, sólo era algo muy cercano a mí y a lo que estaba acostumbrado. Cantaba por hobbie mientras estudiaba o como un sustento, pero pasaron algunos años y me di cuenta de que la música era un llamado.

¿Cómo has evolucionado musicalmente hablando?

–Creo que cada vez soy más concreto en la forma que hablo y he buscado obstinadamente que mi evolución como compositor no signifique una complicación para mis letras. Las personas que van avanzando literariamente, logran ser más explícitas y guardan poética en sus canciones, pero trato de no perder ese justo medio.

¿Cuál consideras que fue el parteaguas en tu carrera?

–Es difícil saberlo, pero la primera vez que llené “La tumba” en Monterrey, sentí que algo había cambiado, que había dado un salto en mi proceso como artista por el público que se acercaba. Ese fue el día en que me di cuenta de que la vida no es una pendiente que sólo va hacia arriba de forma recta, sino que a veces son largos trechos y de repente hay un salto.

¿Qué diferencias notas de cuando iniciaste tu carrera al día de hoy?

–Básicamente las redes sociales. La música digital ha ido evolucionando junto con la sociedad, hubo un crecimiento exponencial del movimiento independiente, desde que las plataformas digitales lograron que la música llegara a los oídos de las personas sin el filtro de la radio o de la televisión, permitiéndoles escuchar lo que deseen.

¿Crees que exista una nueva corriente de jóvenes encaminados a la trova?

–Sí, y eso es padrísimo porque creo que justo en mi generación se volvió factible la música como un medio de vida para más personas, no tenías que ser el tótem para poder vivir. Ahora muchos chavos pueden hacerlo y en distintos niveles. No es que ahora haya más talento, sino que ahora hay más personas que se atreven.

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