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Norma Susana Pérez es argentina, nacida en Córdoba y criada en Buenos Aires. Llegó a Querétaro hace una década, cuando la ciudad era todavía un pueblo. “Ahora ya no lo es”, recordó.

Desde hace cinco años, doña Norma vende alfajores en la ciudad, es un postre con dos galletas pegadas y un relleno en medio, que puede ser mermelada o algún dulce de vainilla o chocolate.

En Argentina los alfajores son lo que los tacos para los mexicanos. En ese país se consumen todo los meses del año, en cualquier estación y en todo tipo de fiestas o reuniones.

Sus antecedentes vienen de España, desde antes de la Conquista. Las carabelas de los conquistadores venían llenas de alfajores, porque eran fácil de transportar, de conservar y de comer.

Los alfajores son buenos para chopear frente a la tele, como regalo, como premio cuando el niño hace la tarea, para la Navidad, para Año Nuevo, para después de la comida o la cena.

Un alfajor siempre cae bien, dice doña Norma Pérez, quien recuerda sus inicios, hace cinco años, “tenía un bochito (Volkswagen) todo destartalado y así me movía”, recordó.

“Me daba miedo, no sabía cómo lo iba a recibir la gente”, relató esta mujer, mientras ve que sus hijos no rompan nada en casa, el mismo lugar donde ella trabaja, preparando sus dulces, a la manera antigua, sin maquinaria. “Porque soy extranjera y es difícil que te den un crédito”, indicó.

Vende directamente al público, lo que hace la señora de los alfajores es vender a los negocios, a comisión, es decir, gana cuando se venden los dulces. “Ese fue mi argumento (gancho) para ganar clientes”, dijo.

Doña Norma se pone cautelosa cuando se le pregunta por la receta secreta. “No te voy a decir todos los ingredientes, además la persona que me acompañó en su momento se llevó la receta, me pagó mal, pero está bien”.

Esta mujer se puede pasar horas hablando de alfajores y de cómo venderlos, del tipo de chocolate que les pone, el color, la presentación del tamaño, que si la versión mini, que la versión grande.

Cuando empezó, eran pocos los que conocía los alfajores, todavía hoy son raros para mucha gente, pero ya no tanto. “Empecé con mucho miedo, era un producto nuevo, pero ahora si ya se conoce, la competencia me está pisando los talones”, dijo la mujer.

Pero Norma Pérez tiene la confianza de ser pionera en esta ciudad sobre el alfajor. “Me dicen que el sabor es muy particular”, manifestó.

Alfajores de doña Norma. La receta tradicional: incluye galleta con harina de trigo, huevo, mantequilla y el coco.

Chocolate: el agregado del chocolate y almendra picada.

Café: cocoa especial y que no quede tan dulce de leche de vainilla y dulce tostado.

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