María José Hernández no sólo es bella, sino que representa a la mujer actual, con valores y el empuje para levantar la voz y defender su causa.

Fue seleccionada para representar a Querétaro en el concurso Mexicana Universal —antes conocido como Nuestra Belleza—, y asegura que a diferencia de antes, ya no sólo se busca a una mujer hermosa, delgada y bonita, sino a alguien que tenga aspiraciones.

“Ahora es sobre qué haces, a qué te dedicas, cuál es tu personalidad y cuáles son tus ideales. Creo que esa parte de la mujer en la actualidad es favorable porque se nos está tomando en cuenta por lo que somos, ya no se van por una imagen nada más y eso me encanta, ya que nuestra opinión y nuestras críticas valen. Nos apoyamos entre mujeres y ya no existe eso de atacarnos o criticarnos”, dice la actual reina de belleza.

Asimismo asegura que en este Día de la mujer, todas deben festejar sus esfuerzos, derrotas, lágrimas y el hecho de ser ellas mismas. Más aún, insta a celebrarse no sólo hoy, sino diario porque asegura: “todos los días valemos”.

Con respecto a su visión de la mujer actual destaca que se trata de alguien completamente capaz. “Ya no es estar atrás, sino que es un complemento de la sociedad; su voz ya tiene poder, tiene presencia, es una mujer que lucha por un objetivo, es determinante y objetiva, se está respetando y valorando más”, señala.

Razón por la que ella asegura que su valor de sí misma le brinda la seguridad para empeñarse a lograr lo que desea, tal como sucedió con este certamen, pues anteriormente —en 2014—, concursó y quedó como suplente, pero no quiso “quedarse con la cosquillita” y lo volvió a intentar.

“En realidad soy así, porque cuando lo comparo con el trabajo (es maestra) hay niños difíciles en el sentido de la disciplina o a quienes les cuesta mucho trabajo aprender, pero yo tengo que ser perseverante y estar detrás de ellos para que cumplan con tareas, si no soy así, qué calidad de educación le estaría entregando a los pequeños”, cuestiona.

Otra de las experiencias en las que tuvo que demostrar su empeño fue cuando trabajó con los niños de la Sierra, en una comunidad en donde no había transporte, agua, ni luz, por lo que se sintió responsable por cada uno de los pequeños y además de brindarles educación, decidió llevar despensas y recolectar suéteres, además de bufandas para abrigarlos.

“Yo defiendo a los niños y a la educación sobre todas las cosas, porque sé que todo viene del núcleo familiar, pero también sé que se potencializa en un aula y es muy interesante que se tome en cuenta eso, porque uno puede compartir y cambiar de una manera positiva su entorno, y así se va tejiendo una cadena de cosas positivas; vamos fomentando valores y nos vamos uniendo hombres y mujeres para crear eso”.

Además, agrega que mientras en las comunidades los niños deben esforzarse por el simple hecho de tomar clases, en las ciudades existen otro tipo de peligros para los que también debe proteger a sus alumnos.

“Aquí en la ciudad son costumbres diferentes, pero aún así tengo una responsabilidad con ellos y existen otros problemas como vandalismo e inseguridad, entonces tengo que velar por que estén capacitados para desenvolverse en ese día a día”, concluye.

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