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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Para quien no conozca a los personajes originales de Zip y Zap, basta decir que son una especie de Bart Simpson, pero menos salvajes.
Son un par de gemelos creados en España durante los años 40, uno moreno y el otro rubio, que le hacían ver su suerte a quien fuera .
Y desde ayer se pueden ver en cines con la película Zip y Zap y el club de la canina, dirigida por Oskar Santos (El mal ajeno).
“El primer temor era saber cómo hacer la adaptación de algo conocido, aunque lo que yo sí tenía claro, era hacer una película de aventuras”, dice el realizador, vía telefónica desde Madrid, España.
Lo que hizo fue colocar a los hermanos en el momento en que son castigados para pasar el verano en el Colegio Esperanza, un centro reeducacional donde los juegos están prohibidos.
Para resistir, se crea un club con algunos de los niños que ahí están.
“La esencia de Zip y Zap sigue siendo la misma: quieren divertirse en la vida, pero por eso se encuentran con un villano, un gran misterio, hay momentos de terror, trágicos, de amistad, hay un poco de todo en la historia”, señala Santos.
El filme es la entrada de la recién creada Kami Films, al mundo de la distribución en salas mexicanas.
Su elenco está conformado por niños que tenían 11 o 12 años en el rodaje, algunos con experiencia en set y otros, con nada de ella.
Humanos al fin
A pregunta expresa, el realizador descartó que llevar un cómic español a cines sea una tendencia impuesta por Hollywood y sus superhéroes, en los últimos años.
“Como espectador digo que allá están abusando de ello y la verdad es que no he visto nada a la altura de Indiana Jones, que a nosotros nos sirvió.
“Los héroes que ellos te dan son los amos, los que hacen todo bien, se llevan a la chica y no son vulnerables; Indiana, por el contrario, sufría de todo y reaccionaba porque tenía que hacerlo; Zip y Zap van en esa línea, son niños imperfectos”, comenta Santos.