Sin dudar, lo mejor del concierto Soda Sinfónico fue la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ), el resto fue obra de esa magia que nos dejó Gustavo Cerati, el legado musical del argentino ha traspasado fronteras y generaciones, y lo seguirá haciendo.

Con “Juegos de seducción” inició la noche, una canción con la que en tantos conciertos, inundados de una marea de gente, Soda conmocionaba hasta la locura apenas sonaba el primer acorde, pero el público que acudió al Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez llegó un tanto nostálgico, porque tardó varios minutos en conectarse al 100%.

“Hombre al agua”, “Un millón de años luz”, se escucharon y cuando empezó a sonar “Cuando pase el temblor” el público dio lentamente señales vitales. “Canción animal”, “Entre caníbales”, “Corazón delator”, “Té para tres”, ya se habían escuchado y era notorio que algo le pasaba al público, ya que su actitud cambió hasta que se escuchó un: “¡Cambien esas caras!”,  de parte del cantante del grupo Dynamo, Elías Torales, quien impresionó con un tono de voz muy parecido al de Cerati.

Los seguidores de Soda pedían sus rolas preferidas. “Afortunadamente y desgraciadamente”, dijo el vocalista, todas las canciones de la agrupación argentina fueron un éxito, y para el concierto eligieron sólo las más representativas.

Siguió “Trátame suavemente” y con “Nada personal” la noche comenzó a cambiar para bien. Y después de “La cúpula”,  llegó el turno de la “La ciudad de la furia”, y ahí fue cuando todo explotó, el público se levantó finalmente de sus asientos y la magia de Cerati comenzó a hacer su efecto.

Persiana americana”, “De música ligera” y  “Crimen”, completaron la noche. Esta última canción, que habla de lo imposible que es el olvidar, fue dedicada “al tecladista oficial de Soda, Daniel Sais, el hombre de al lado, quien se enteró que íbamos a venir a tocar, porque él iba a venir a tocar acá, y hace tres días se nos fue, fue a mandarle nuestro saludos a Gus”, dijo el vocalista Elías Torales.

Los músicos de Dynamo pidieron un aplauso fuerte para que llegara al cielo, donde seguramente se encuentran estos dos grandes del rock latinoamericano. También solicitaron aplausos para la Orquesta Filarmónica de Querétaro, quien dejó por una semana la música clásica y brindaron a los fans y seguidores de Soda un concierto inolvidable, en el que muchos recordaron su infancia y adolescencia.

Aplausos también para el grupo Dynamo, quienes son los responsables del Soda Sinfónico, Elías Torales (voz), Salvador Velarde (guitarra); Emerson Irurzo (teclados y guitarra); Martín Rosales (bajo) y Julián Manzo (batería). A todos ellos, ¡Gracias totales!

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