Las obras de restauración de Pompeya, la ciudad sepultada por las cenizas del volcán Vesubio en el año 79 d.C, fueron inauguradas hoy después de que el yacimiento arqueológico, patrimonio de la humanidad por la Unesco, haya sido objeto de denuncias por su mal estado de conservación. Los trabajos de restauración, que tendrán un coste de 105 millones de euros (142 millones de dólares), de los que 41.8 millones de euros (56.8 millones de dólares) procederán del fondo europeo de desarrollo regional (FEDER), se centrarán, en una primera fase, en la recuperación de la Casa de los Dioscuros y el Criptopórtico. La restauración en la Casa de los Dioscuros, cuyo presupuesto asciende a 1.4 millones de euros (1.9 millones de dólares), se centrará en la construcción de una cubierta para proteger los frescos, mientras que los trabajos del Criptopórtico, al que están destinados 563 mil euros (765 mil 224 dólares), se dirigirán al fortalecimiento del muro y la construcción de una pasarela. Los restos arqueológicos de Pompeya, situada en el sur de Italia, han sufrido un gran deterioro en los últimos tiempos; sobre todo, con derrumbes parciales producidos por las fuertes lluvias que azotaron la zona en 2010 y 2011 y que produjeron, entre otros destrozos, la caída del enclave arqueológico de la Casa de los Gladiadores. A raíz de estos sucesos, el entonces ministro de Cultura, Sandro Bondi, se vio obligado a dimitir tras las críticas recibidas por la oposición, las cuales le acusaban de haber destinado pocos fondos públicos a la cultura y a las excavaciones de Pompeya, en concreto, una zona arqueológica de 440.000 metros cuadrados. El complejo arqueológico de Pompeya también ha sido objeto de numerosos robos y se ha visto dañada por la presencia de la mafia napolitana, la Camorra, acusada de tener intereses económicos en la zona arqueológica. La Comisión Europea y el Gobierno italiano dieron hoy pistoletazo de salida a estas obras de restauración con las que Italia busca lavar la cara del complejo arqueológico, cuya conservación ha sido cuestionada durante tiempo por los expertos, con el fin de aumentar el atractivo del lugar, el número de visitantes y los ingresos de la zona. Durante siglos, Pompeya permaneció sepultada, hasta que por orden del rey Carlos de Borbón, el futuro Carlos III de España, comenzaron las excavaciones, que duran hasta hoy, aunque más de media ciudad, que llegó a alojar a más de 20 mil personas, sigue todavía sin descubrir, según los expertos. La restauración de Pompeya llega en medio de la polémica suscitada por el estado de conservación de otros importantes monumentos italianos, como el del Coliseo, donde se han producido diversos desprendimientos de su fachada externa.

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