Sofía de seis años, la hija de la señora Manuela, le pidió “el mundo entero” a los Reyes Magos, porque dice que ahí vive su mamá, su madrina Rufina y sus amigos de la escuela. También solicitó, en una carta escrita en último momento, un perrito de juguete al que llamará “Piojo” y una perrita que nombrará “Cuca”.

La noche del 5 de enero, los niños se van temprano a la cama, bajo la amenaza de sus padres: “¡Los Reyes no le traen nada a los que no quieren dormir!”

Ese día, los pequeños buenos se ponen la pijama y hacen camino a la cama como lo hacía antes la familia Telerín en la televisión, en fila india y cantando en coro: “Vamos a la cama que hay que descansar, para que mañana podamos madrugar”.

Ricardo, un licenciado en computación, relató que el 6 de enero más difícil de su vida fue cuando su hija Carolina, que entonces iba al kínder y actualmente cursa el tercer grado de primaria, escribió su carta y la metió a un sobre de color rosa, el problema es que la selló con pegamento. La pequeña juró no decir a sus padres, ni a nadie, lo que solicitó, pues afirmó que: “los Reyes son adivinos y ellos ya saben que voy a pedir”.

La noche de ayer, algunos de los Reyes Magos de Querétaro viajaron en camión y se bajaron en el tianguis de juguetes, vieron los precios y regatearon, pidieron una bicicleta rosa para la niña; sin embargo, ésta no tiene el sillón morado, como ella lo pidió. Por lo que estos personajes siguieron caminando en busca de aquel deseo y, aunque sabían que no lo encontrarían, continuaron su búsqueda.

Los Reyes Magos esconden los juguetes que compraron en la cajuela del coche o en la casa del vecino. Luego, en pijama, los buscan en la madrugada y los dejan a un lado de la cama de los pequeños.

Los niños duermen intrigados, pensando cómo le harán los Reyes para entrar a la casa con un elefante, un caballo y camello y qué les darán de comer sus papás. Mariana, de seis años, dejó un pedazo de pan y un poco de leche para los animales, por si las dudas.

Los juguetes más pedidos. El Santa Claus del centro comercial reportó que las tablets y videojuegos son los artículos más solicitados por los niños de Querétaro. En segundo lugar están las bicicletas y los carritos eléctricos. Los más pequeños prefieren los juegos de Lego para armar cosas. Casi nadie pidió un juguete artesanal, ni de madera, ni muñecas de Amealco.

Un globo verde que tenía como destino el reino mágico de los Reyes Magos se quedó atorado en los cables de luz de una de las calles de Tequisquiapan. Llevaba amarrada la carta de un niño o niña. Un vecino tomó una escalera y subió para liberarlo. El hombre de la escalera se preocupó porque esa carta tenía que llegar a su destino.

El globo verde de Tequisquiapan es, como muchos globos de Reyes Magos, de los tienen un costo real de cinco pesos, pero en días especiales como este, suben su precio a 20 pesos en el Centro Histórico de la Ciudad.

Las hijas de Andrea Sosa ya saben quiénes son los Reyes. “Pero no lo quieren aceptar”, contó la mamá. Andrea es argentina, pero trabaja y vive en México desde hace muchos años. Esta mujer está en contra del consumismo, pero sus pequeñas no. Para este 6 de enero, las dos niñas quieren regalos y no quieren saber nada del capitalismo salvaje.

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