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El drama de un romántico

El drama de un romántico
06/01/2014 |00:00
Redacción Querétaro
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Inversamente proporcional a su estatura, así fue la vida y obra del cantante brasileño Nelson Ned, quien con más de 50 años en la música romántica vivió no sólo de la dulzura y reconocimiento de una carrera marcada por los éxitos, pues su andar estuvo marcado por la desventura y los excesos, y este domingo, tras más de una década de altibajos en su salud, perdió la vida a los 66 años.

Luego de pasar más de medio siglo recorriendo todo el mundo, enamorando al público de todos las latitudes e idiomas con sus baladas y romanticismo, el responsable de temas como “Déjenme si estoy llorando” murió en un hospital de Cotía, en la región metropolitana de Sao Paulo, como consecuencia de una neumonía grave.

La Asesoría de Prensa de la Secretaría de Salud del Estado de Sao Paulo, Brasil, dio a conocer, a través de un comunicado, que el artista falleció víctima de “complicaciones clínicas”, como consecuencia de una neumonía grave, una infección respiratoria aguda y problemas en la vejiga.

Esta noticia sólo fue el desenlace de una salud deteriorada que el cantante de 1.12 metros vivió desde hace una semana y que lo llevó a ser ingresado en una clínica de Granja Viana.

Desde 2003 el ídolo brasileño comenzó a tener problemas de salud, los cuales comenzaron con un accidente vascular cerebral (AVC), al que más tarde se le sumó la pérdida de la visión en uno de sus ojos, hechos que hicieron que sus últimos días los pasara postrado en una silla de ruedas.

Éstos no eran todos los problemas que aquejaban al también compositor, también padecía diabetes, hipertensión arterial y Alzheimer en fase inicial.

Su conversión

Aunque su andar artístico comenzó a los 15 años, fue tres décadas después, con el tema “Yo también soy sentimental”, que el cantante originario de la pequeña ciudad de Ubá conoció el verdadero éxito.

Paralelamente, ”El gigante de la canción” reconoció en más de una ocasión su debilidad por las drogas, el alcohol y las mujeres, lo cual significó durante mucho tiempo su “perdición”, como él llamó esta etapa de su vida.

El estrellato y la fama lo hicieron sucumbir ante las drogas y con ello empezar una vida “promiscua” y plagada de escándalos que con su conversión al cristianismo buscaría redimir en 1993.

Ned se refugió en la religión, aunque siempre aclaró que no era religioso, sino que era un hombre que encontró a Cristo, quien lo había salvado de los excesos y escándalos, y lanzó su autobiografía El pequeño gigante de la canción, compartiendo esta experiencia.

Desde entonces interpretaba con éxito música religiosa, tanto en portugués como en español.

Con 45 millones de discos vendidas por todo el mundo, Nelson Ned fue el primer latino en vender un millón de discos en el mercado estadounidense, donde se presentó junto a Julio Iglesias y a Tony Benett, logrando llenar cuatro veces el mítico Carnegie Hall de Nueva York. En México se presentó en el programa Siempre en domingo.

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