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Llegó el momento de vivir la experiencia, así que cualquier día es ideal para visitar esos espacios con mesas comunales. Claro, aquellos asiduos al lugar, por lo menos se ubican, pero la primera vez de un comensal, es degustar los sagrados alimentos entre personas ajenas, que al final pueden resultar buenos compañeros gastronómicos. Sin embargo, sería un pecado perderse de las sensaciones culinarias y visuales que te ofrecen.

Eno: Delicias irresistibles

¡Sorpresa! Son las 11 de la mañana y el lugar está repleto. Es sábado y cero intención de compartir lugar, pero puede más un pan francés, untado con mermelada de la casa, acompañada por trocitos de mantequilla. Se hace agua la boca, al saber que pronto el paladar va a saborear productos gourmet y artesanales.

Mesas de madera, todas largas, una tras otra. A la mitad sobresale un pequeño cajón, que hacen recordar aquel mueblecito que decoraba la cocina pueblerina de la abuela. El único asiento disponible es en la cabecera, hasta el fondo del establecimiento citadino.

A darle gusto al paladar, unos huevos pochados, con salsa de jitomate, tortilla y hoja santa. Los cubiertos y las servilletas están al centro, dentro de un pocillo de peltre. Por favor a la pareja de al lado, para alcanzar los utensilios. En un instante de tensión, una mordida a la rebanada de baguette salida del horno del local. ¡Calma, no pasó nada!, los jóvenes responden a la petición amablemente.

Mientras se degusta el delicioso café de Santa María Temaxcalapa, Oaxaca, hay tiempo para observar a los comensales: en solitario aparece el que viene de hacer deporte y, con ojeras, el trasnochado, muy atentos a la pasión que imprime la cocinera y sus asistentes a cada preparación. Concentrado, pero en su periódico, se ubica de inmediato al sibarita.

Curiosamente, entre el público se distingue a las amorosas parejas que se sientan juntitas; los amigos que toman su distancia frente a frente y, aquellos que apenas se cortejan, dejan un espacio, no tan alejado uno del otro. Las familias llegan de cuatro o cinco personas. Aquí no existe la sobremesa, así como concluyen sus platillos, llegó el momento de la retirada.

• Web: eno.com.mx

Zena: para saciar el apetito

En este café las vías se reducen, dos pasillos dejan al centro una mesa de concreto blanco, dividida en dos piezas. Toda la semana convoca a la comuna apetitosa del barrio. Desayuno, comida, cena o sólo para el café y la chela. Se trata de un subespacio emergente, donde se recibe todo tipo de eventos y proyectos.

Constantemente se transforma, el mes anterior, la mesa grandotota era una sala de cine, que rindió tributo al club conocido como CCContinental. Para julio y agosto, Zena se convierte en la Escuela Dromómanos, un taller dirigido a los amantes y deseosos de hacer periodismo.

Aunque es un lugar austero y pequeño, su autenticidad resalta gracias al diseño que es controlado por la propuesta de un artista. La parte visual también se percibe en la presentación de la comida corrida y, el sabor, indiscutiblemente atrae a los comensales.

El menú por día se compone de guisados preparados con productos frescos de temporada para todos los gustos: carnívoros y veganos quedan satisfechos y con el corazón contento. Sin embargo, hay una carta alternativa que ofrece desde los clásicos cuernitos de jamón con queso, hasta elaborados platillos, como un salmón ahumado acompañado por queso crema con cebollín, pepino y pan tostado, entre otras delicias.

• Web: cafezena.com

Café Toscano: un espacio sorprendente

Tremendos banquetes se degustan en sus mesas largas estilo vintage. A los presentes no parece importarles zambullirse en sus alimentos a lado de un extraño, el placer al paladar es más ambicioso que las apariencias.

Pero un coctel de vodka con jengibre es el pretexto ideal para entablar luna amena, charla, la veinteañera junto a su pareja, preguntan a la chica de enfrente sobre el sabor de su bebida. Después de unos tragos, el tema es sobre psicología y alternativas de sanación.

Para cerrar la amistad que han creado los tres, ordenan una pizza de gorgonzola y arúgula, preparada en el horno de piedra que deja a la vista este recinto. Una ensalada de queso de cabra, acompaña a las apetitosas rebanadas.

Aunque sin lugar a dudas, en este lugar es verdaderamente un pecado no probar el pan recién horneado con su respectivo chocolate espumoso para levantar el ánimo.

• Tel. 5533 5444

Mercado del Carmen: tradición colonial

La planta baja de la casona que alberga las delicias del colectivo gourmet, antoja al asiduo a comprar los productos de sus tiendas. El pasillo que conduce hacia las mesas compartidas de madera, iluminadas por lámparas de diseño, deja a la vista la Cava del Carmen, que sonsaca a llevar un trago en mano para hacer el tour por cada puesto.

Si el apetito es demandante, Marilyn, además de sus abarrotes, propone gozar unas baguettes calientitas y una variada oferta de hot dogs, en su esquina llamada Hot Cuts. Las pastas son otra propuesta y se ordenan en Manarola. Qué tal unas tlayudas en El Sabor de San Ángel o comida yucateca en Grano de Sal.

La oferta gastronómica es variada y para todos los gustos, pero a partir del jueves, a la salud de la vida nocturna, desfilan vasos espumosos de cerveza artesanal provenientes de El Bebedero. El área comunal se invade por jóvenes que se reúnen para compartir las experiencias con los amigos.

• Web: mercadodelcarmen.mx

Mercado de San Juan

Aventureros comensales, restauranteros, chefs y estudiantes de gastronomía, tanto nacionales como extranjeros son atraídos por la fama del mercado. Quien se aventura a comer cocodrilo, víbora, insectos y hasta carne de león, entre otras especialidades, se da cita en el lugar, sin importar las críticas de los protectores de animales.

Antes de sentarse a probar, un recorrido obligado para conocer las texturas, aromas, colores y precios de las carnes de venado, avestruz, conejo y chancho, así como el resto de los productos gourmet, artesanales y vegetales que se comercializan en cada local.

Ahora sí, una vaso con agua de chía, pepino y limón para refrescar y, con la mente clara, decidir entre un clásico aguachile o unas tapas de jamón serrano con queso gruyere. Para los más osados, unas baguettes de cocodrilo acompañada por una copa de vino o una hamburguesa de león.

Las degustaciones se comparten entre amigos y desconocidos, mesas y barras se disponen ante los curiosos, antojadizos y hambrientos, que llenan los pasillos principalmente los fines de semana.

• Dirección: Ernesto Pugibet, Col. Centro

Delirio

En su momento fue toda una innovación, ahora es uno de los sitios tradicionales de la Roma. Con un estilo muy campirano, Delirio tiene la casa llena, sobre todo, durante el almuerzo y la comida. Jóvenes y adulto mayores se dan cita para probar las artes culinarias de una de las chefs más consentidas del país: Mónica Patiño.

Alrededor de su tienda boutique se disponen mesas de madera, algunas se comparten, principalmente la más larga. Cada quien a lo suyo: sopa de ajo a la española y como plato fuerte un pastel de carne con guarnición de quinoa o qué tal un pastel horneado de berenjena con ricota y parmesano, acompañado por una ensalada de lentejas.

• Web: www.delirio.mx

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