Un proyecto de tesis para concluir la carrera de Ingeniería Agroindustrial en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), combinado con las ganas de crear una bebida endulzada de forma natural apta para cualquier persona, fue lo que impulsó a Adriana Meneses Reyes a crear “Sté”.

Durante dos años hizo estudios, encuestas, pruebas, hasta que logró crear un té pensado para aquellas personas que no pueden consumir azúcar. El sabor que ella creó fue yerbabuena endulzado con stevia, y como éste es un endulzante natural puede ser bebido por quienes viven con diabetes.

“Ella desarrolló la formulación para lo que sería yerbabuena stevia; se hicieron diferentes análisis de aceptación para conocer la proporción más aceptada. Sobre eso hicimos análisis y así proporcionar al consumidor un valor agregado que estamos ofreciendo”, expresó la doctora Ana Angélica Feregrino Pérez, adscrita a la facultad de Ingeniería en el Campus Amazcala.

Meta

El concepto de este producto es hacer uso de la herbolaria mexicana desde tiempos remotos y, de la misma forma, libres de pesticidas o químicos, logrando un producto 100% natural.

Después del proceso más largo, que fue de dos años, sólo les tomó un par de meses más crear la fórmula endulzada para los sabores de manzanilla, flor de azahar y jamaica.

“Las personas buscan variedad de sabores y llegamos al resultado de obtener la presentación que tenemos (…) Todas las plantas, a excepción de la flor de azahar y la jamaica, se obtiene de cultivos que se desarrollan en el Campus Amazcala; son 100% orgánicos, tratamos que no tenga ningún producto químico o pesticida”, destacó.

Feregrino Pérez señaló que la intención es usar toda la materia prima producida en los huertos e invernaderos del Campus Amazcala. Sin embargo, debido a la falta de espacio no se ha podido producir la flor de azahar y la jamaica, pero el producto externo que se compra se analiza para confirmar que esté libre de pesticidas.

Añadió que incluso el stevia se produce en el Campus Concá, municipio que tiene el clima perfecto para cultivar este endulzante natural, ya que al ser originario de Perú debe crecer en un clima cálido y húmedo.

“Todo se hace en la UAQ, las latas de empaque se compran a productores que ofrecen buen precio, pero todavía no tenemos la capacidad de hacerlo todo en la escuela, pero se busca que sean productos de buena calidad, que cumplan con las peticiones gubernamentales y de salud”, puntualizó la especialista.

Proceso creativo

Todo empieza en los huertos de Amazcala y Concá, donde una persona se hace cargo de cuidar las hierbas empleadas, es decir, se busca que no se infecte, les caigan plagas y que cuenten con los nutrientes necesarios.

Una vez crecida la planta se poda, nunca se arranca completamente, sólo se quitan las partes útiles para cada té: en el caso de la manzanilla es la flor, en el de la hierba buena sí es más hoja.

Después se ponen en charolas para el secado y se meten en hornos de aspersión; se deshidrata por 24 horas, hasta que tiene una mínima cantidad de agua. Lo siguiente es hacer la molienda en licuadoras industriales con el tiempo y la cantidad necesaria para que pueda pasar el tamizaje sin estar sobremolido.

Para este punto ya debieron haber llegado al Campus de Amazcala, las hojas de stevia desde Concá.

Sigue el tamiz, además, se checan los porcentajes para tener un sabor equilibrado entre el endulzante y la yerba; posteriormente, con una ayuda de una empacadora para té se hacen las bolsas.

Para todo este proceso son necesarias dos semanas. La primera tanda fue lanzada el pasado 24 de octubre de 2018.

Costos

El producto final se pone a la venta en el Centro de Vinculación de Productos Universitarios, en tres diferentes presentaciones.

El producto más pequeño tiene un precio de 50 pesos y tiene cuatro sobres de cada sabor, almacenados en una lata que puede ser reutilizable.

De ahí sigue una caja de madera con 40 sobres por un costo de 350 pesos; la siguiente es la caja rectangular con una tapa corrediza de acrílico grabada con un valor de 450 pesos.

“Nosotros trabajamos sobre demanda, surtimos 50 latas, pero hasta que vemos que quedan unas cinco o 10 volvemos a surtir para tener producto fresco (…) El producto no caduca, pero por normativa de salud se le debe poner una fecha”, refirió la doctora encargada del proyecto.

Comercio exterior

Margarita Contreras Padilla, encargada del Centro Académico de Innovación y Desarrollo de Productos y del Centro de Vinculación de Productos Universitarios, aseveró que por el momento sólo se puede comercializar al interior de la universidad, pero los registros del nombre y las patentes está en trámite administrativo, así como la autorización por parte de Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

“Estamos realizando el proceso para generar la liberación o venta fuera de la universidad y para eso necesitamos la aprobación de Cofepris. Es un proceso largo, y se tiene también en proceso el registro de la marca y la patente (…) El producto, de acuerdo con los análisis hechos, cumple con todos los requisitos solicitados; la idea es mantener los precios y la calidad”, recalcó.

El objetivo principal de que se venda en otros puntos de la entidad es que la Facultad de Ingeniería sea sustentable, así como generar recursos para la casa de estudios, con la intención de becar alumnos de bajos recursos que les interesa generar más productos y aportar en los que ya existen.

Google News

TEMAS RELACIONADOS