Naiva es una microempresa queretana que desde hace siete años incursionó en el mercado de Estados Unidos, Alemania y países centroamericanos como Costa Rica y Panamá con souvenires y artículos de regalos, productos que se elaboran con una técnica de pintura en seda.

En 1998, Martha Pardo, propietaria de Naiva, empezó una línea de tarjetas y separadores, con el fin de pagarse la universidad. Mostró su trabajo a familiares quienes le comenzaron a hacer pedidos para regalar a sus conocidos.

Cursó algunos semestres en la carrera de diseño gráfico, ahí se familiarizó con temas como la teoría del color, aprendió a hacer trazos y practicó en la computadora con programas de diseño y dibujo, lo que le llevó a descubrir un gusto orientado a la parte artística.

En determinado momento acompañó a uno de sus hermanos, arquitecto de profesión, a exponer una línea de muebles a la Ciudad de México, evento en el que aprovechó una de las mesas para mostrar su trabajo. “En esa expo llegó un viejito que era el comprador de la biblioteca pública de San Miguel de Allende. Había cinco tarjetas y 12 separadores de libros; le pareció un producto muy bonito”, narró.

Martha explicó al visitante que se trataba de seda pintada a mano y le dijo que nada más tenía esos productos por falta de espacio. Aseguró que el comprador se dio cuenta de la mentira, pero pensó que la intención era otra: se trató del inicio de su vida empresarial.

“Cuando se dio la media vuelta estaba impactada: esa fue mi novatada y a partir de ahí empecé a recibir infinidad de pedidos”, sostuvo. Recordó que empezó en el comedor de sus papás, con 150 pesos prestados, y hoy sus artesanías compiten con productos elaborados en China y el resto del mundo.

La siguiente expo era en enero y un amigo se ofreció a prestarle los 15 mil pesos que costaba la entrada. Por ese entonces la suspendieron en la escuela debido a la falta de pago. 
“Empezaba la expo el primer día a las 10 de la mañana y a las 12 del día tenía 15 mil pesos vendidos. Le hablé a mi cuate y le dije que gracias y que tenía su dinero. Me dijo que lo dividiéramos en tres pagos y que lo demás lo invirtiera porque iba a necesitar comprar materia prima”, comentó. En el primer año de operación Martha tuvo la oportunidad de contratar a cinco personas; empezó a irle mejor y buscó un lugar para rentar y darle formalidad al negocio. Entonces se mudó a Querétaro.

El despegue

Bajo la marca Naiva se producen actualmente alrededor de 280 tipos de recuerdos a partir de seda pintada a mano, cada uno con entre 12 y 24 presentaciones diferentes. En México la firma tiene presencia en 80% de los puntos turísticos del país, mientras que a nivel internacional cuenta con clientes en Estados Unidos, Costa Rica, Panamá y Alemania.

Naiva trabaja actualmente con alrededor de 350 clientes de diversos tamaños, necesidades y nichos de mercado.

Desde hace 19 años la captación principal de clientes para Naiva ha sido mediante la participación en exposiciones, las cuales permitieron a la firma hacer contacto con clientes de Estados Unidos, India, España, Alemania y de toda la República Mexicana.

De forma rápida, la empresa comenzó a recibir clientes de puntos turísticos, cadenas hoteleras y boutiques, orientando su producción al sector turismo mediante la fabricación de imanes, llaveros, plumas y separadores, donde cada una de las piezas hacía referencia al destino turístico. “Hicimos un boom. Tuvimos 28 personas en nuestro equipo. Luego viene lo de la influenza y de ahí vamos en picada. Prescindimos de más de la mitad porque no había pedidos”.

Ante las dificultades, Naiva buscó un mercado más local, entrando al segmento de recuerdos, bodas, bautizos, despedidas de solteras, baby showers y demás.

Valor al producto nacional

Uno de los mayores aprendizajes, la empresaria lo obtuvo en las expos, donde se daba cuenta de la diversidad de culturas y necesidades, detectando la necesidad de tropicalizar sus diseños para poder adaptarse a los diferentes países a los que pretendía llegar.

Representar digna y orgullosamente un producto mexicano, afirmó, ha sido muy difícil porque en muchos países siguen viendo al mexicano como una persona incapaz, informal, con mala calidad en el trabajo y con un incumplimiento terrible.

Algo que Martha siempre le ha dicho a las personas que trabajan con ella es que se sientan orgullosos porque hacen un producto mexicano de calidad que la gente que va a los aeropuertos compra y dice “esto es hecho en México. Quiero que mi país empiece a valorar lo que es trabajar con México, para México y por México. Siento que esta situación de que ganó Donald Trump, creo que es una de esas crisis que detonan muchas cosas buenas y positivas; creo que viene una situación del producto mexicano, de la artesanía, de trabajar con más calidad, con más compromiso para el consumo mexicano. Es un gran reto pero creo que mi principal nicho de mercado debe ser México; creo que México debe valorar más el diseño y el producto nacional”.

En la República no hay empresas que pinten en seda y que hagan este tipo de productos, lo cual “es una gran responsabilidad porque muy poca gente se clava en saber qué producto es, quién lo hace, dónde está hecho y qué material es. Cuando le dan al reverso y ven la descripción es cuando amarra la venta y lo compran”.

A futuro

Hace año y medio Naiva incursionó en la creación de una línea de joyería con seda pintada a mano, una nueva propuesta en la que se comenzó a trabajar con plata y la cual ha tenido muy buena aceptación en el mercado.

Bajo esta línea se elaboran  dijes, collares, aretes, broqueles y anillos; para 2017 la firma se enfrenta al reto de generar nuevos diseños como son pulseras y brazaletes, con la visión de agregar una línea para caballero. De acuerdo con Martha, se trata de un proyecto al que la firma apostó “el alma y un poquito más”, pues debido al alza del dólar se registra una variación constante en el precio de la plata. “Es un riesgo que vamos a tomar”, sostuvo la empresaria. El tema de la joyería es un producto nuevo e independiente que se comercializa bajo el nombre de Martha Pardo, en donde Naiva se queda con toda la parte de recuerdos, regalos corporativo, promocionales y productos que corresponden a un nivel de precio y a determinado nicho de mercado.

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