Proveniente de una familia talentosa en la pintura y la arquitectura, Víctor Cauduro nació en la ciudad de México en el año 1962. Desde su niñez, ya daba pruebas de su gran talento en la pintura, pero fue hasta los 20 años de edad cuando descubrió que su verdadera pasión era el arte. “En 1983 realicé mi primer viaje a Europa. En París visité el museo de Louvre, en donde quedé en shock al ver a los maestros con los que siempre estuve en contacto gracias a los libros de arte de mi padre. En ese viaje, que duró cuatro meses, compré mis primeros materiales para comenzar a dibujar acerca de mis vivencias en este continente. Ahí decidí que éste sería mi futuro”, recuerda. En su regreso a México, Víctor consigue su primer trabajo remunerado en el arte, tras crear caricaturas para diversas revistas y periódicos de carácter nacional, que le dieron pie a realizar ilustraciones cada vez más sofisticadas, con nuevos colores y materiales. “Dejé la ilustración y comencé a crear mis obras. Gracias al destino, algunos coleccionistas comenzaron a adquirirlas y esto me dio la pauta para poder dedicarme al arte”, señala el artista. Años más tarde, regresó a Paris, en donde expuso sus obras, así como en Barcelona, España. Continuó exhibiendo su trabajo en galerías privadas y centro culturales de nuestro país. “Posteriormente, expuse en San diego y Los Ángeles en District art Gallery. En el 2000 en el Capitolio, justo en la Rotonda Theodore Roosevelt, con la ayuda del senador John Warner. Ahí presenté 20 obras de gran formato acerca de la relación del ser humano con el medio ambiente. Esta colección me llevó a exponer también en el Club Internacional de Prensa y en el Gran Salón del Hotel Willard, ambos en Washington”. En 1998 se mudó a Querétaro con sus dos hijos, Adriana y Víctor Hugo, quienes actualmente tienen 18 y 14 años respectivamente, ya que les gustó de la entidad su tranquilidad e infraestructura. En el 2002, compró el terreno en donde actualmente se encuentra su residencia, que construyó con la ayuda del arquitecto queretano Jorge Osorno. Fue edificada bajo el estilo arquitectónico brutalista, en donde destacan las formas geométricas y materiales como piedras naturales, acero y madera. Tanto en el interior como en el exterior de la casa se encuentran agaves, ya que el artista se siente atraído por su color y forma, así como por la historia del tequila. “Mi casa es un lugar en donde paso más tiempo, me inspiro, me concentro y realizo mis obras”, explica Cauduro. A Víctor le gusta disfrutar de espacios abiertos e iluminados, siendo el estudio, la “cueva”, su lugar favorito de la casa, en donde destaca una triple altura y grandes ventanales que le permiten apreciar mejor el color natural en cada una de sus creaciones. Es en este lugar realizó su obra más complicada “El mural de Independencia”, la cual se encuentra exhibida en el Palacio de Gobierno de Querétaro, y está compuesta por 20 piezas de piedra natural que abarcan en su conjunción cinco metros de ancho por cuatro metros de altura. En la parte superior del mural se ve al cura Miguel Hidalgo “rompiendo las cadenas; en sus manos se ve un líquido rojo, simbolizando la sangre derramada por tanta gente durante esa guerra que fue tortuosa. Entre las manos y las cadenas destaca un águila que es el símbolo universal de la libertad”, explica el autor. En su estudio, el artista radicado en Querétaro devela que en cuanto culmine las piezas que le fueron encomendadas por empresarios nacionales y extranjeros, así como del sector público, continuará con su colección de piezas estilo mexicano elaboradas sobre piedras y circuitos eléctricos, las cuales estarán relacionas con la historia de México. Sabías qué? Víctor Cauduro gusta de viajar sobre todo a destinos de la República Mexicana, para descubrir más sobre su cultura y gastronomía. “Mi papá fue un pintor que no se atrevió a dar ese paso, pero se le facilitaba mucho el dibujo. La cuestión de perspectiva la aprendí de él. Mi tío, Fernando Cauduro, también fue un pintor intelectual, de geometría y con mucho talento”.

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