Cuando las vacaciones terminan, la central camionera de Querétaro se convierte en un mar de gente que va de aquí para allá cargando maletas. Familias completas salen de los camiones, mientras otras tantas esperan para abordar los autobuses.

Desde al menos un kilómetro de distancia antes de llegar a la terminal de autobuses, la pesadez del tráfico comienza a notarse; bajo el sol abrasador del mediodía, decenas de familiares y amigos se saludan o por el contrario se hacen ademanes de despedida antes de abordar algún vehículo.

Los que estuvieron de visita en Querétaro, toman enormes maletas y avanzan hacia los andenes, los que vuelven después de un largo viaje, son recibidos por familiares y amigos que los auxilian con su equipaje mientras inician con las primeras preguntas para saber cómo la han pasado sus cercanos; “¿Cómo te fue?” “¡Cuídate mucho!” “¿Llevas tu boleto?” son algunas de las frases que se escuchan entre los pasillos de la terminal.

Terminan las vacaciones; regresa la cotidianidad
Terminan las vacaciones; regresa la cotidianidad

Las taquillas lucen desahogadas, pero se llenan de compradores de un momento a otro; algunos viajeros previnieron su salida y compraron boletos un día antes, sin embargo, otros llegan patinando y con cara de susto diciendo; “Señorita, salgo para Guanajuato, SI alcanzo el camión de las 2:30 horas?”

Una vez en los andenes, largas filas de pasajeros se retuercen entre los pasillos; los camiones, formados en cada uno de los carriles, son aseados antes de partir por personal de limpieza de cada línea de transporte. Mientras eso ocurre, las familias guardan su equipaje en el maletero, otros piden ayuda a los cargadores para trasladar su equipaje hasta su auto.

Los choferes, por su parte, aprovechan sus descansos para estirar las piernas y fumar un cigarrillo.

En la sala de espera se tiene otro tipo de caos, unos descansan un momento con los ojos cerrados, otros se entretienen mirando la televisión y tratando de adivinar lo que dicen los personajes, pues el alboroto es tal, que es imposible escuchar la televisión.

En esta zona de la central, la mayoría de las personas espera su salida con cara de enfado; para muchos, las vacaciones fueron largas y cansadas, no ven la hora de descansar en su propia habitación.

Andrea Rodríguez, por ejemplo, espera su salida de regreso a Guadalajara, vino a Querétaro a visitar a familiares y amigos, pero el inicio de sus vacaciones no fue nada prometedor, pues su salida de Guadalajara a Querétaro tuvo un retraso de casi tres horas.

“Viajé a Querétaro para pasar la noche de año nuevo con mi familia, y aunque mi salida era a la 1.30 de la mañana, pude salir hasta las 4.00 de la madrugada, un retraso de casi tres horas, fue muy cansado y lleno de estrés porque se mueven todos tus planes, pero entiendo que son las complicaciones de la temporada decembrina”.

Otra de las dificultades para los viajeros que llegan a la capital, es la falta de los llamados taxis amarillos, que escasean sobre todo en periodos vacacionales, cuando la terminal de autobuses tiene más afluencia.

Terminan las vacaciones; regresa la cotidianidad
Terminan las vacaciones; regresa la cotidianidad

En este último día de vacaciones se cuenta con varios taxis disponibles, aunque en ciertos momentos del día, los tiempos de espera para abordar pueden ser de 30 minutos. .

“Mujer prevenida vale por dos, esta ocasión que vengo de regreso a Querétaro le pedí a mis hijos que vinieran a recogerme, porque en otras ocasiones he tardado hasta una hora y media en tomar un taxi, o termino tomando de esos que se llaman Uber, y me cobran 150 para llevarme a mi casa, es el doble de lo que uno de los amarillos me cobra”, comenta María del Pueblito, que espera a que su familia pase por ella después de visitar a su hija en Guanajuato.

Sobre el tema de los taxis, en las entradas y salidas de los andenes se encuentran varios letreros que dicen “Cuidado. Por seguridad no aborde taxis piratas y/o ejecutivos, ya que le cobran más, le pueden robar, no la dejan en su destino final y si olvida algún objeto ya no lo recupera. Aborde taxis convenidos”.

A pesar de las advertencias, son varios los pasajeros que aprovechan la cercanía de los taxistas que ofrecen este servicio de transporte privado; varias personas esperan de pie en las entradas de la terminal de autobuses, diciendo “¿Necesita servicio de taxi?” “Aquí no tiene que esperar, tenemos autos disponibles”.

Otros pocos pasajeros deciden caminar unos cuantos metros, avanzan con su equipaje a cuestas o arrastrando grandes maletas con llantas, llegan a las paradas de los camiones urbanos, prefieren hacer un pequeño sacrificio para ahorrarse un pasaje de taxi que puede rebasar los 100 pesos, dependiendo las diferentes zonas.

Mientras esperan el camión, uno que otro despistado se entera de la nueva tarifa de transporte público, mientras comenta con las demás personas que este lunes todo vuelve a la normalidad. “A ver cómo nos va con tantas cosas que tenemos que hacer y con tan poca gasolina”, comentan alguno de los transeúntes de la zona.

bft

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