Más Información
El sistema de salud estatal enfrenta una doble presión: un recorte presupuestal federal superior a los 500 millones de pesos y una creciente demanda de atención médica que ha obligado a modificar la forma en que se asignan los recursos.
Como consecuencia, las autoridades en la materia han implementado medidas de contención que incluyen la priorización de emergencias, el aplazamiento de cirugías no urgentes y la optimización del uso de medicamentos.
La secretaria de Salud del estado, María Martina Pérez Rendón, explicó que uno de los principales impactos del recorte presupuestal se ha reflejado en la adquisición y distribución de medicamentos, particularmente para enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión.
“Sí tuvimos un momento crítico hace unas semanas, donde hubo desabasto en medicamentos para enfermedades crónicas. Lo que hicimos fue adelantar entregas de lo ya comprado, optimizar las recetas, evitar duplicidades y ser mucho más cuidadosos con las prescripciones”, señaló la funcionaria.
Detalló que el recorte se dio en dos de los capítulos que forman parte del presupuesto federal para salud: uno de ellos no recibió incremento pese a la inflación; mientras que el otro presentó una reducción significativa. Esto dejó a Querétaro con menos capacidad operativa para la compra directa de medicamentos y materiales.
En respuesta, el gobierno estatal destinó recursos propios para adquirir medicamentos, aunque el reto ha sido garantizar que dichos insumos lleguen a tiempo y se distribuyan de manera eficiente.
Además del tema farmacéutico, Martina Pérez Rendón anunció que los hospitales estatales han comenzado a aplicar criterios de priorización en la atención médica. Procedimientos como cirugías de rodilla, columna o cadera por desgaste, considerados no urgentes, serán diferidos o referidos a hospitales de tercer nivel.
“Uno de los puntos que no vamos a dejar de atender son los accidentes. Pero, por ejemplo, problemas crónicos ortopédicos sí los vamos a ir administrando, porque si no, en algún momento tendríamos que cerrar, y eso no va a suceder”, advirtió.
La estrategia incluye reforzar los canales de referencia con unidades de tercer nivel, que en muchos casos dependen del sistema federal. Esto representa una carga adicional para los pacientes, que podrían enfrentar más traslados y tiempos de espera.
“No vamos a dejar de atender, pero lo que sea de alto costo o especializado se va a empezar a referir. Entendemos la complicación que representa para los pacientes, pero si no lo hacemos así, podríamos colapsar”, expuso Pérez Rendón.