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Regresan las carreras, las prisas, “las levantadas” temprano, los congestionamientos viales y los niños somnolientos que, tras dos meses de vacaciones, vuelven a clases este 1 de septiembre, alumnos de educación básica en Querétaro y en todo el país.
Los días de compras de útiles escolares, surtir las listas, comprar los uniformes, zapatos, tenis, mochilas, ya quedaron atrás. Hoy es el día “D”. Hoy es el regreso a las aulas de 356 mil 635 estudiantes, 14 mil 58 docentes, en las 2 mil 111 escuelas públicas en la entidad.
Los primeros son los estudiantes de secundaria. Ellos entran unos minutos antes de las 7:00 horas. Están más acostumbrados a levantarse temprano, aunque para los chicos que ingresan a primer grado el cambio es más complicado, no sólo porque entran una hora más temprano que en secundaria, también porque entran a una escuela nueva. Se enfrentan a un lugar que desconocen, pero también es una oportunidad de hacer nuevos amigos, conocer a chicas y chicos diferentes, a aprender cosas nuevas, tener nuevos maestros, comenzar una etapa de la vida distinta y de mucho aprendizaje.
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Los padres de estos estudiantes son diferentes a quienes tienen hijos en primaria. Aunque menos “preocupones”, observan a través de las rejas de las secundarias a los “bebés” cuando entran a la secundaria. Quienes ya tienen experiencia, con alumnos en segundo y tercero, se toman las cosas con más calma, más tranquilidad, a sabiendas que no es algo novedoso.

En las primarias, una hora más tarde, hay emociones encontradas. Mientras los más chicos, quienes entran a primero de primaria, tienen temor y se abrazan a sus mamás, otros caminan con emoción hacia el interior de las primarias.
Apenas entran, varias mamás se acercan a las rejas.
Algunas dan bolsitas con un lunch a los niños, otras les dan sus recomendaciones finales a los niños antes de comenzar el ciclo escolar 2025-2026. En algunos casos, hay lágrimas en los ojos de las madres. Se emocionan al ver a sus vástagos entrar a la primaria.
Algunos llegan corriendo. Se les pegaron las sábanas, o los preparativos fueron más lentos de lo esperado, o los padres no contaron con la carga vial que se genera en muchas vialidades de la capital queretana, principalmente en los alrededores de las escuelas, ya sean públicas o privadas.
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En la avenida 20 de Noviembre, a un costado de San Francisquito, donde se ubica la primaria 21 de Marzo, los autos estacionados en un costado causan tránsito lento. Al igual que en colegio particular en la zona del mercado de La Cruz, donde el avance hacia avenida Universidad se vuelve lento, aunque en este caso los padres pueden ingresar al estacionamiento de la escuela, dejar a sus hijos y retirarse.
Vialidades como el anillo vial Fray Junípero Serra, complicado de circular casi todos los días de la semana, ahora, con el regreso a clases, en dirección a boulevard Bernardo Quintana, se convierte en una prueba a la paciencia de los conductores. En avance es a vuelta de rueda.
Afuera de algunos planteles educativos de educación básica hay unidades de la Guardia Vial, del municipio de Querétaro, para agilizar el tránsito.

Los ausentes, o presentes a distancia, son los vendedores de comida y golosinas. Aquellos que antes estaban en las proximidades, en las entradas, ahora tienen que guardar distancia, para cumplir con requerimientos legales, para evitar la venta de comida chatarra en las escuelas, aunque la lista de estos alimentos puedan incluir elotes y los esquites, por ejemplo. Sin embargo, quienes quieren comprar algún bocadillo o golosina pueden hacerlo y lo hacen.
Los últimos en arrancar actividades son los alumnos de preescolar. Los más pequeños entran hasta las 9 de la mañana. Son los momentos más complicados para mamás y papás, cuando sus hijos comienzan con su educación.
Es en estos planteles donde más lágrimas se ven en las entradas. Tanto mamás como menores lloran la separación, mientras, las educadoras sonrientes tratan de meter de manera tierna a las instalaciones a los pequeños alumnos que son vistos por quienes no lloran con curiosidad.
En todos los casos, los padres son iguales. Se preocupan por la educación de sus hijos, sin importar si van a preescolar, primaria o secundaria. Los padres hacen todo por brindar la mejor educación a los menores.
Horas después, los menores salen sonrientes, con una amiguita nueva o amiguito nuevo. Con un “tallón” en las rodillas del pantalón del uniforme nuevo, con los zapatos raspados de las puntas, resultado de jugar de hinojos en el suelo. Muchos salen con hambre, pues el lunch no fue suficiente.
“¿Cómo te fue?”, “¿Qué tal tu maestra o maestro?”, “¿Pusiste atención?”. Son algunas de las preguntas que mamá o papá hacen a sus hijos cuando cruzan las rejas de las escuelas, en el primer día de clases del ciclo escolar que apenas arranca.