Las deudas se pagan y los queretanos que tuvieron la fortuna de encontrar al Niño en la Rosca de Reyes tienen que pagar los tamales, antes o después, según se prefiera, de llevar al a bendecir a los templos católicos.

En la calle de Arteaga, conocida tradicionalmente por sus locales de tamales, presentan desde temprana hora del domingo afluencia constante de clientes que acuden a comprar los tamales y los atoles. La cantidad de piezas que llevan algunos supera la docena.

Los sabores son variados, desde los verdes con carne de cerdo o pollo, de rajas, rojos con pollo, mole. También hay dulces, de fresa, piña, guayaba. Los atoles son de nuez, guayaba, masa, chocolate. Para todos los gustos y para los paladares más exigentes.

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De acuerdo con la tradición, mezcla de creencias católicas y prehispánicas, este 2 de febrero, , se deben pagar los tamales por quienes el 6 de enero encontraron al Niño en la Rosca de Reyes.

En la tradición azteca, las fechas cercanas al 2 de febrero o al Día de la Candelaria eran dedicados a celebraciones a Tlaloc, donde se comían tamales. Con la evangelización, se tomó la fecha pero adecuada a la tradición católica, relacionada con los 40 días de purificación de la virgen María tras dar a luz a Jesús.

La otra parte de la tradición es más católica, pues se trata de llevar a los Niños Dios a bendecir a los templos católicos. Desde temprana hora y durante todo el día se puede ver a gente que en canastas o moisés, llevan a sus niños a bendecir. En algunos casos, las personas también llevan dulces que reparten entre otras personas que llevan a bendecir a sus niños.

FOTO: FERNANDO CAMACHO
FOTO: FERNANDO CAMACHO

Quienes llevan a los niños, vestidos con ropones y utensilios nuevos, adquiridos días antes de la bendición, son principalmente mujeres mayores, quienes conservan la tradición la heredan a sus descendientes.

En el templo de Santo Domingo, una mujer lleva seis Niños Dios. Los muestra orgullosa, al tiempo que señala que uno de ellos, con 140 años de antigüedad, es el más longevo que tiene.

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Otra mujer mayor enseña a los dos niños que lleva a bendecir al templo. Dice con orgullo que los ropones que llevan puestos están hechos con su vestido de novia. Un detalle que los hace únicos. Tras la bendición de los niños, las mujeres ofrecen dulces a los fieles que acompañan en la misa dominical, que en esta ocasión reviste una mayor importancia por la fecha. El cura, tras la conclusión de la Eucaristía, bendice en el altar a los niños que la feligresía lleva al templo, como dicta la tradición.

Durante todo el domingo, en los templos católicos se ve a los devotos que acuden orgullosos con los niños a bendecir. Los tamales, por otro lado, pueden ser para desayunar o para la merienda, dependiendo de los gustos y preferencias. No serán los únicos, pues en muchas oficinas y centros de trabajo también se deben de pagar los tamales, así que los vendedores de estos productos esperan este lunes tener otro día de buenas ventas.

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