La conferencia de prensa de pronto se convierte en un relato de vivencias, de supervivencia, de sobreponerse a los estigmas, a la no aceptación. Son activistas de diferentes puntos del país que comparten sus experiencias sobre las terapias de conversión, o también llamadas “Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual o Identidad de Género” (Ecosigs).

Son de diferentes lugares del país, como Jalisco, Ciudad de México, Campeche, del mismo Querétaro, ellos fueron sometidos por sus familias a este tipo de seudo tratamientos que nada solucionan, que no deben existir, que no tienen razón de ser.

Muchos, dicen, ocurren en la clandestinidad, no hay denuncias, no hay delito que perseguir. Es un delito que ocurre en las sombras y que no tiene castigo.

Paola Santillán, coordinadora de Mujeres Diversas Yaaj, sobreviviente de Ecosigs, señala que su experiencia pasó en la calle, cuando una sociedad en el momento en el que salió del clóset fue invisibilizada, pero al mismo tiempo fue vista como un objeto, fue cosificada.

“También como una persona que necesitaba del miembro masculino para quitarme la lesbiana, y ese fue el discurso que utilizaron en mi contra. Dos hombres abusaron sexualmente de mi en un coche, diciendo: Te vamos a quitar lo lesbiana. Los Ecosig son violencia de género”, dice.

Alejandra Paredes, originaria de Campeche, activista y también sobreviviente de estas terapias, narra que cuando estudiaba la carrera de Sicología en la universidad, le dijeron al rector de la casa de estudios que era lesbiana.

“A través de mis profesores, a través de mi familia, todo mundo lo sabía, me llevaban a retiros espirituales, y era obligatorio para la permanencia en la escuela. Eso me pasó cuatro años. De los 18 a los 22 años de edad. Era un mes durante el verano y una semana durante Semana Santa de forma obligatoria y mandatoria para que pudiera acceder al derecho a la educación”, narra.

Enfatiza que estas terapias están en muchos lados, ocultas de diferentes formas, con muchas personas que están involucradas. “El componente esencial es cualquier esfuerzo que intente corregir, suprimir, menoscabar, anular, reprimir tu orientación sexual, tu identidad o tu expresión de género. Por eso es importante que pueda nombrarse en cada una de las entidades federativas, para que todo este abanico de posibilidades se cierre”, subraya.

Osmin Reyes, queretano sometido un tratamiento con una terapia de conversión, señala que no en todos los casos se realizan en la clandestinidad. Dice que en el mismo centro de la capital queretana se dan ese tipo de terapias, pero se disfrazan con “apoyo psicológico para las juventudes”.

“Así como este anuncio, te puedes encontrar ‘N’ cantidad, incluso de referencias. Es decir, acudes a un lugar, tienes una vecina, o tu dentista, le platicas la situación que estás pasando con tu hija, hijo, hije, y te van a recomendar que acudas con una persona y esta persona te ofrece el servicio de curar la homosexualidad de tu descendencia.

Asimismo, existen organizaciones que son públicas. En México operan dos muy grandes. Una en Jalisco que se llama Courage y una en Cuernavaca, que se llama “Exodus Latinoamérica”, financiadas por sus contrapartes internacionales. Osmin es sobreviviente de “Exodus”.

“Van por todo el mundo, están segmentados por todo el mundo, pretendiendo cambiar la orientación sexual de todas las personas. Estas instituciones funcionan de la misma manera en la que funciona una secta. Te separan, te aislan y eso es una parte de la tortura. Te hacen interiorizar la culpa y adicionalmente te hacen el mensajero.

"Una vez que entraste en este proceso te haces un mensajero, donde tu testimonio es importante”, indica. 

Afirma que estas organizaciones que “brindan” estas terapias están vinculadas a organizaciones religiosas.

Oficialmente estas terapias no existen, no hay carpetas de investigación o denuncias en contra de las mismas.

No hay una radiografía exacta de dónde se hacen. Salen ocasionalmente “profesionales” de la salud mental que salen a decir que incluso en cuatro meses desarrollan la heterosexualidad.

Suceden en centro de rehabilitación, anexos. En Yaaj han dado seguimiento a dónde se hacen las terapias. Son los mismos supervivientes de las mismas quienes denuncian los lugares, los sitios de tortura.

El único gobierno que ha aceptado y ha reconocido la realización de terapias de conversión es el de Jalisco, quien hace un par de años aceptó que administraciones pasadas financiaban este tipo de procedimientos. Actualmente, el gobierno de Jalisco trabaja con las víctimas directas para el análisis situacional y la creación de políticas públicas.

Por ello, activistas de todo el país, convocados por el Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación y a Favor del Estado Laico, se reúnen en la entidad. Entre los invitados se encuentra el director de la organización Yaaj México, Iván Tagle Durand, quien señala que ya son cinco que esperan se legisle a nivel federal sobre la prohibición de estas mal llamadas terapias de conversión, por ser violatorias de los derechos humanos, además de buscar legislar de manera local estas prácticas para que estén vetadas y fuera de la ley.

“En realidad de lo que estamos hablando es de derechos humanos básicos, de derechos humanos muy sencillos que tienen que ver con el simple hecho de ser o de existir”, señala Alejandra.

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