Las estancias infantiles se han sido afectadas por los cambios en las posturas que respecto a la pandemia emite el gobierno federal, señala Lizeth Azania Ochoa, representante de estos centros en Querétaro.

El temor de los padres lleva a preferir dejar a los niños en sus casas, pese a que las estancias infantiles cuentan con personal capacitado y deben recibir una inspección de sus protocolos por parte de la Secretaría de Salud del estado.

La situación es tal que estancias trabajan con únicamente la presencia de tres niños; su estancia tiene capacidad para atender a 60 y la cantidad máxima que acude es de ocho.

La situación no es igual para todas las estancias, pues en aquellos municipios alejados en los que únicamente hay una unidad se reciben hasta 20 niños, tomando en cuenta que son muchas las madres que deben recurrir a ese servicio para poder ir a trabajar.

En cada estancia se determina la capacidad de niños que puede recibir a partir de el tamaño de las instalaciones y la cantidad de personal con la cual se dispone. Durante la pandemia puede recibirse a un máximo de ocho niños por salón, mismos que son atendidos por una sola persona.

En las estancias también se brindan herramientas para que los infantes vean que es normal y necesario respetar los protocolos de prevención durante la pandemia.

“Estamos completamente seguras de que el país tiene que ser educado para poder salir adelante y nosotros somos la primera educación, lógicamente en acompañamiento de los padres”, acotó Azania Ochoa.

Un factor importante de las estancias es que ayudan a socializar, mientras que, derivado de la pandemia, se observan cambios en el comportamiento de aquellos infantes que deben permanecer en casa.

El aislamiento al que se han enfrentado los menores provoca cambios en la conducta, se perciben más inseguros, con miedo a los adultos, a otros niños y, en general, a socializar.

“Voy a ser enfática en algo: parte de la primera formación de un niño, definitivamente, es el desarrollo social; el hecho de quitarles ese desarrollo social les ha afectado mucho”, argumentó Azania Ochoa.

Consideró que otro factor a tomarse en cuenta es que la escuela en línea no funciona, dijo, para las madres trabajadoras, que son quienes recurren a las estancias.

“La mamá trabajadora tiene que irse a mantener a su hijo y no puede estar sentada en un escritorio delante de una computadora para explicarle todas las clases a su hijo, o ver que realmente las está tomando”, consideró Ochoa.

Por último, calificó como absurdo que los padres se nieguen a llevar a sus hijos a las estancias, pero sí los llevan a reuniones familiares.

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