Los últimos rayos del sol iluminan las azoteas de los edificios que rodean Plaza de Armas. Las notas musicales del Huapango de José Pablo Moncayo, interpretado por la banda de música del estado, bajo la dirección de Aurelio Olvera Montaño, inundan con sus notas el lugar antes de la inauguración del Altar Monumental de Muertos 2017, dedicado a los constituyentes queretanos.

Cientos de ciudadanos y turistas se dan cita una hora antes de la inauguración oficial del altar, donde pueden escuchar la selección musical hecha por la banda para la ocasión.

La tarde pasa de fresca a fría en pocos minutos. Los ciudadanos que acuden al tradicional evento vienen listos para soportar las inclemencias del tiempo, algunos hasta con la cobija, los menos extremos con grandes chamarras, gorros, bufandas y chalecos.

Algunos turistas, más acostumbrados al frío de sus países, sólo portan camisetas ligeras e incluso sandalias. El viento que sopla le juega una mala broma a los músicos de la orquesta, a quienes les derriban desde los atriles las partituras, que son levantadas por ellos mismos y por algunas otras personas. Se apresuran a acomodarlas y volver a leerlas para continuar con las melodías.

Una catrina, acompañada de dos caballeros vestidos de traje y sombrero de bombín, se pasean alrededor del altar que ocupa buena parte del espacio de Plaza de Armas. El cortejo llama la atención de los paseantes, que sin pensarlo mucho les toman fotografías. Luego se sabe que son actores del grupo Sol y Luna, que representan una obra teatral que ameniza el evento, son los tres constituyentes queretanos Juan Nepomuceno Frías, José Ernesto Perrusquía y José María Truchuelo. Los tres con sus quinqués, interactúan con los integrantes de la línea de honor que ocupan la primera fila.

Los protagonistas se enfrentan a La Catrina, quien sale de palacio de gobierno, quinqué en mano, cantando Dios nunca muere. La trama se adivina, los tres constituyentes queretanos se enteran que están muertos, pero que su legado vive 100 años después de su labor en la elaboración de la Carta Magna.

Antes de la puesta en escena se celebra el encendido del altar. Participan Hugo Burgos García, secretario de Turismo del estado; la diputada Leticia Rubio Montes, presidenta de la Comisión de Desarrollo Económico y Turístico del Congreso de Querétaro; la presidenta del Tribunal Superior de Justicia estatal, Consuelo Rosillo Garfias; Ester Carboney Echave, titular de la Oficina de Turismo y Asuntos Internacionales del municipio de Querétaro; el historiador queretano, Edgardo Moreno Pérez, así como representantes del sector turístico.

El frío es cada vez más fuerte, pero el público resiste. Muchos acuden a los cafés cercanos por una bebida caliente que los ayude a soportar de mejor manera el clima.

Tras la obra, la banda de música interpreta El Queretano, al tiempo que los fuegos artificiales iluminan el cielo de la capital.

Burgos García afirma que las fiestas de Día de Muertos y Todos Santos “es tal vez una de las tradiciones más arraigadas en nuestro estado, como en todo el país. El mundo entero se maravilla con la forma en la que convivimos con la muerte, en la forma que recordamos a nuestros seres queridos que se nos adelantaron”.

Por eso, la Secretaría de Turismo, en coordinación con la Oficina de la Gubernatura, instala las ofrendas monumentales en Plaza de Armas y en el palacio de gobierno, para poder honrar la memoria de todo aquel queretano ilustre.

Agrega que las ofrendas estarán instaladas hasta el 5 de noviembre, acompañadas de un programa cultural y representaciones teatrales de la vida de los constituyentes queretanos, que serán gratuitas para todo el público.

“Esperamos que las magníficas ofrendas sean un importante atractivo para que en estos días la celebración de Día de Muertos lleguen alrededor de 30 mil turistas, mismos que generarán una derrama estimada en más de 143 millones de pesos, y una ocupación hotelera de arriba de 50%”, afirma.

Edgardo Moreno explica a los presentes el significado del altar que hace referencia al sincretismo religioso entre lo católico y lo prehispánico, con la presencia de las semillas que da la tierra queretana. En los cubos del altar se ven cráneos de barro con cruces color blanco pintadas en la frente.

También, se puede ver que la decoran cuatro catrinas multicolores; hay cempasúchiles que no pueden faltar en cualquier altar de Muertos tradicional.

El público en Plaza de Armas disfruta del cierre de la ceremonia, con una última pieza de la banda de música; Un puño de tierra, es la pieza elegida como colofón para el acto. La gente espera hasta el último momento para retirarse. Aprovechan para ver más de cerca el altar, con su ofrenda y sus objetos típicos.

Los músicos de la banda se retiran y casi de inmediato un puñado de empleados proceden a retirar sillas, bocinas e iluminación. Los boleros que permanecieron hasta después de las 20:30 horas también proceden a guardar sus artículos de trabajo, así como las cajas de dulces que venden para tener un “dinerito” extra.

Las puertas del palacio de gobierno se cierran. El altar ahí montado podrá ser visto con más calma por los ciudadanos a partir de hoy. Las familias queretanas se retiran por las diferentes calles que dan acceso al lugar, en búsqueda de un sitio donde poder comprar la merienda o cenar algo en familia, y quizá ya pensando en cómo montarán sus altares de muertos en sus hogares, para seguir con la tradición. El Mictlán está cerca.

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