Francisco se sorprende en un primer instante cuando ve a una ardilla en las gradas del estadio Corregidora. En una primera instancia cree que se trata de una rata, pero una segunda mirada confirma que no. Sin embargo, la presencia de este tipo de roedores en el estadio no sorprende a la ambientalista María del Carmen Siurob, quien asegura que es normal.

La especialista aclara que al invadir su hábitat y ser una especie pequeña no puede migrar a otras zonas, por ello las ardillas logran convivir con los seres humanos.

Por ello, lo que menos esperaba ver Francisco durante un partido de futbol era a un grupo de ardillas que, tranquilamente, pasen entre las gradas del estadio.

Unos niños se acercaron a ellas para ofrecerles algún alimento y los animales, acostumbrados a la presencia humana, comieron sin más.

En muchos sitios de la capital aún se pueden ver diversos tipos de animales silvestre compartiendo el espacio con los seres humanos, pues al verse rodeados de la macha urbana y encontrar sustento, no buscan otro hábitat.

Personal del estadio Corregidora explica que antes, cuando el crecimiento inmobiliario no alcanzaba todavía las inmediaciones del estadio se podían ver, principalmente en las noches, diversos tipos de animales como tlacuaches, zorrillos y ardillas, entre otras especies.

Para la ambientalista María del Carmen Siurob, la existencia de fauna tanto al interior como al exterior del estadio es factible, porque aún hay muchas áreas verdes en los estacionamientos del recinto.

“Los alrededores se han ido poblando y se han ido restringiendo los espacios verdes. Se esconden en las gradas y en otras partes. Si hay ardillas es porque están siendo reducidas las áreas donde estaban ellas. Además, como tiran mucha comida chatarra, muchas sobras, de eso es de lo que viven”, explica Siurob.

Recuerda que los terrenos alrededor del estadio pertenecían al Gobierno del Estado, pero se han vendido o concesionado.

Los espacios para la fauna se reducen, pero a pesar de ello, en donde había áreas naturales siempre quedan las especies nativas del sitio, como las ardillas y los hurones porque son especies que no se mueven grandes distancias.

Pone como ejemplo la Alameda Hidalgo, que se ubica en el centro de la capital del estado, donde anteriormente todo el lugar era campo abierto, pero poco a poco se fue reduciendo y solamente quedó el parque, creando poblaciones endémicas en ciertos lugares.

“Poco a poco entran en equilibrio [con las poblaciones humanas] y no es malo. Casi en todas las grandes instalaciones, donde no hay mucha gente, donde una vez a la semana o cada 15 días han eventos, pueden sobrevivir bien estos animalitos. Por eso hay que respetarlos. Hay espacio y hay comida. Lo que no [hay que dejar que proliferen son] las ratas, pero no hay envenenar a todos; existe un problema porque con ésto se mata a ardillas que son beneficiosas, y no ratas”, explica.

María del Carmen coincide con el personal del estadio, que anteriormente se podían ver a otras especies de animales, porque había más zonas abiertas; sin embargo, al disminuir su hábitat es más fácil que convivan con los seres humanos. Caso contrario sucede con las especies más grandes, como los zorros que se desplazan a mayores distancias, además de que requieren de más espacio territorial.

“Las que se quedan han encontrado donde comer, donde vivir. Sin embargo, cuando se haga un manejo de la fauna se tienen que poner trampas para poder escoger entre ardillas y ratas. Después se deben liberar a las ardillas y sacrificar a las ratas”, comenta.

No son fauna nociva

Agrega que mientras no haya un problema que detone un conflicto de salud, como una enfermedad en algún animal, incluso en los humanos que transmitan males a los animales, no se corre ningún riesgo por la presencia de ardillas.

Subraya que es más probable que los humanos contagien alguna enfermedad a las ardillas que las ardillas al hombre, pues los animales tratan de mantener su distancia del ser humano.

“Ojalá sigan sobreviviendo, que las dejen. En Estados Unidos luego pasan imágenes de cómo las ardillas invaden los campos y hasta llegan a parar el juego. Las rescatan y hacen todo un alboroto. Nosotros tenemos que aprender a convivir con ellas, si están sobreviviendo hay que dejarlas”, precisa.

Por su parte, la directora de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Teresa García Gasca, comenta que las ardillas son animales muy adaptables, pues pueden cavar agujeros en la tierra, aunque su naturaleza es ser trepadoras, para hacer sus madrigueras, además de que son omnívoros, pueden comer de todo, se pueden alimentar casi de cualquier cosa que se puedan encontrar en las gradas.

“Sería muy importante ver cuánta población hay, y si se puede hacer algo, porque las ardillas se reproducen tanto [son roedores] llegan a ser plaga y transmitir enfermedades. Sugeriría si alguien está interesado, que contacte a la doctora Andrea Olvera, que es la veterinaria que ha trabajado con este tipo de animalitos, para hacer primero un trabajo de diagnóstico y después ver qué acciones hay que tomar”, apunta.

Destaca que otras especies locales de fauna, como los tlacuaches, zorrillos y zorros, “se han ido recorriendo”, pero están más presentes en donde hay más zonas verdes, pero aún así son fauna que está urbanizada, que está acostumbrada a la convivencia humana”.

Añade que más que eliminar a la población de ardillas, se debe de controlar la natalidad, no exterminar de forma masiva a los animales; hay medios para controlar su población, bien estructurado, para esterilizar a las ardillas y no llegar al extremo de capturarlas para sacrificarlas.

A su vez, el inspector del estadio Corregidora desde hace 10 años, Ignacio Silis, explica que en todo este tiempo no recuerda haber visto más que un pequeño tlacuache en el recinto, animal que fue capturado y entregado a las autoridades correspondientes. Además, en alguna ocasión llegó a ingresar un perro, pero sin causar mayores consecuencias.

Google News

TEMAS RELACIONADOS